Bosques tropicales pugnan por su supervivencia



Por Stephen Leahy

La reforestación de vastas áreas tropicales plantea el reto de saber si los bosques de segundo crecimiento podrán albergar las millones de especies únicas existentes originalmente.

UXBRIDGE, Canadá, 19 ene (Tierramérica).- En caso de mantenerse el actual ritmo de deforestación, en 20 años prácticamente no quedarán bosques tropicales. Sesenta por ciento de ellos, que vivieron durante 50 millones de años, ya han desaparecido. 

Sin embargo, expertos indican que volver a plantar en áreas donde antes se talaron bosques da esperanzas en cuanto a preservar parte de la rica biodiversidad del lugar.

Los últimos datos satelitales mostraron que unos 350.000 kilómetros cuadrados de las áreas forestadas originales están volviendo a crecer, dijo Greg Asner, de la Institución Carnegie, con sede en Washington, en el simposio realizado el 12 de este mes en el Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian, en la misma ciudad.

Esa extensión representa apenas 1,7 por ciento del inmenso cinturón planetario de bosques originarios que alguna vez cubrieron 20 millones de kilómetros cuadrados, 12 millones de los cuales ya fueron despejados y otros cinco millones fueron talados de modo selectivo, señaló Asner.

“En el futuro quedarán muchos bosques tropicales, pero serán diferentes”, destacó Joseph Wright, del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI, por sus siglas en inglés), en Panamá.

En el trópico se abandonan tierras de cultivo marginales y también hay una emigración a gran escala de campesinos hacia las ciudades.

“La pregunta clave es cuál es el valor de conservación de esta tierra”, dijo Wright a Tierramérica desde Washington. “Pienso que habrá un alto grado de biodiversidad”, se respondió.

Se calcula que los bosques tropicales contienen 80 por ciento de la biodiversidad terrestre. También producen entre 20 y 30 por ciento del oxígeno del planeta y son parte de su sistema de regulación climática.

Ira Rubinoff, director emérito del STRI, se preguntó si el nuevo bosque de segundo crecimiento puede albergar millones de especies tropicales únicas y brindar los mismos servicios al ecosistema.

“Estas preguntas no son triviales. Los servicios que brindan los bosques tropicales son extremadamente importantes para todo el planeta”, señaló Rubinoff a Tierramérica.

“No conocemos las respuestas. Sabemos más sobre la luna que sobre el bosque amazónico”, agregó.

Si los bosques de segundo crecimiento están conectados con los originarios, entonces las especies pueden trasladarse. Y las áreas reforestadas también tienen que ser suficientemente grandes y permanecer inalteradas por muchas décadas para brindar un hábitat de buena calidad, planteó a Tierramérica Eldredge Bermingham, director del STRI.

Hay muchos otros factores en juego, entre ellos la calidad del suelo, los cambios en los patrones de lluvias y vientos, y la presión ejercida por la caza.

“El STRI está embarcado en un nuevo estudio que aborda la reforestación de 650 hectáreas de pasturas a lo largo del canal de Panamá, con la esperanza de responder algunas de estas preguntas”, indicó. Pero el estudio insumirá 25 años.

Para los parámetros temporales humanos, los bosques tropicales son antiguos. 

“En los bosques primarios hay muchos árboles que tienen de 500 a 1.500 años”, dijo William Laurance, investigador del STRI y presidente del simposio del día 12.

Aunque son mejores que las tierras de pastoreo, los bosques secundarios y degradados mantendrán sólo una fracción de las especies animales existentes, advirtió Laurance ante Tierramérica en una entrevista desde la ciudad de Panamá.

“En términos de biodiversidad, esto se asemeja a la puerta de un establo cerrándose luego de que los caballos han escapado”, planteó.

Los bosques secundarios también son más propensos a incendios que los primarios, que son más húmedos, explicó.

Además, es improbable que los motivos actuales de la deforestación, como la tala, minería, agricultura industrial, incluidos los biocombustibles, dejen intactos los bosques de segundo crecimiento.

Mientras, la deforestación de irreemplazables bosques primarios tiene lugar más rápidamente que en cualquier otro momento histórico. Indonesia está perdiendo más de dos millones de hectáreas de bosques por año y la isla de Borneo está siendo devastada, señaló Laurance.

Al otro lado del planeta, el segundo bosque tropical más grande del mundo, en la República Democrática del Congo, es objeto de reparto. “China está muy ocupada comprando cada pedazo de madera” en ese lugar, señaló.

“Cada minuto el mundo pierde el equivalente a 50 canchas de fútbol de bosques primarios”, ejemplificó.

Pero lo que realmente preocupa a Laurance es el cambio climático. Las plantas y los animales tropicales no pueden tolerar amplias variaciones de temperaturas, explicó.

“Un aumento de dos grados es suficiente para aniquilar a algunas especies”, añadió. 

“Se cree que una ola de calor en el bosque tropical de Australia causó, hace tres años, la extinción de la comadreja lemuroide blanca (Hemibelideus lemuroides). Más recientemente, miles de murciélagos zorros voladores (Pteropus rufus) murieron cuando las temperaturas alcanzaron 40 grados en la misma región”, aseguró.

Wright coincidió en que el cambio climático es “un problema enorme” para la biodiversidad tropical. La vasta mayoría de sus bosques existen donde la temperatura anual promedio es de 25 o 26 grados. 

Según los pronósticos, antes del final de este siglo las temperaturas de las regiones tropicales serán tres grados más elevadas. 

Actualmente no existen bosques donde la temperatura anual promedio sea de 28 grados, indicó Wright. “Eso no significa que algo más no reemplace a los bosques tropicales, pero no sabemos qué será”, agregó.

Proteger a los bosques del cambio climático significa preservar los bosques primarios existentes, afirmó Laurance.


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