EDITORIAL DEL DOMINGO DE: "HORIZONTE SUR"


Por: Jorge Eduardo Rulli

Las noticias que nos llegan de Palestina son cada vez más espantosas, y comenzamos a comprender que Israel no solo parece haberse adueñado del gobierno norteamericano, sino que, en su extrema crueldad con la población civil en Gaza, está anticipando las próximas guerras del Imperio. Gaza es, un laboratorio de las nuevas guerras, en que se experimentan armas pavorosas y pavorosas tecnologías, tales como los explosivos mezclados con polvo de tungsteno, que desgarran cuerpos y provocan cánceres en el mediano plazo, o los misiles de precisión aterradora que son capaces de volar una sola casa con toda la familia que la habita. Pensar que en Gaza se ensayan las nuevas guerras contrarrevolucionarias de la postglobalización o acaso de la etapa del poder del conocimiento, de que nos hablan Grobocopatel y Barañao, nos ayuda a comprender situaciones de la actual circunstancia argentina.
 
Comencemos por afirmar que el glifosato de Monsanto, es  mucho más que un herbicida sistémico que acompaña a las sojas genéticamente modificadas. Numerosos estudios realizados en lugares como la frontera ecuatoriano colombiana sugieren que las formulaciones utilizadas durante la fumigación aérea con glifosato, tuvieron un importante efecto genotóxico sobre los individuos expuestos. Es decir, que existirían evidencias de destrucción de cromosomas en células, por exposición a glifosato durante las fumigaciones, y se indica la necesidad de realizar más estudios sobre individuos expuestos al tóxico, para determinar su posible influencia sobre el material genético y sobre su descendencia. Las fumigaciones aéreas que sufre Ecuador, son llevadas a cabo por el Gobierno colombiano con el pretexto de terminar con los cultivos ilegales. Ecuador ha presentado en enero de 2007, una protesta frente a la OEA por estas fumigaciones que "afectan a la población, a la flora, a la fauna y al medio ambiente de la región fronteriza ecuatoriana".
 
Cuando se investigan las circunstancias de la guerra contra los cultivos ilícitos en Colombia, se comienza a vislumbrar que el glifosato no es entonces solo un herbicida, sino que es también, un arma de control social como lo fue asimismo el agente naranja durante la guerra de Vietnam, apropósito del cuál, debemos recordar, uno de sus principios activos era el 2,4D, es utilizado profusamente dentro del paquete tecnológico de la siembra directa en la Argentina, en especial durante el período que se denomina de barbecho químico, antes de la siembra de la soja. El altísimo índice de abortos en muchas localidades rurales de nuestro país, puede ser con cierta seguridad atribuido al 2.4D. No obstante, resulta difícil escuchar hablar de estos riesgos y las voces médicas que lo hacen son rápidamente acalladas. Convengamos que estos paquetes tecnológicos, en especial el glifosato, son entonces, un arma contra las poblaciones, no importa que el fumigador no sea consciente de ello. El uso masivo del glifosato, tal como se lo emplea en la Argentina, y considerando que es imposible evitar la exposición ambiental a plaguicidas en pueblos rurales, obliga a la emigración de la población rural, del campo a la ciudad. El glifosato aporta de esa manera a ese imaginario propio de la globalización, de que el campo es un lugar destinado a cultivos industriales de gran escala, mientras que los lugares donde se vive o donde se debe habitar, son las zonas urbanas devenidas megalópolis, cada vez con mayor inseguridad y sumergidas en miserias y colapsos ambientales indescriptibles.
 
El grupo Elsztain pareciera ser un grupo particularmente emblemático de las nuevas circunstancias de la post globalización. Mientras como empresas IRSA o CRESUD, deforesta masivamente las selvas de la provincia de Salta y expulsa población criolla y nativa que trabaja esas tierras desde generaciones, es dueño de Alto Palermo y de los grandes shoppings urbanos. ¿Será esa acaso la alternativa que se les ofrece a las poblaciones a las que se erradica de sus tierras ancestrales? El grupo Elsztain participa asimismo del Consejo Judío Mundial, que respalda activamente la guerra llevada contra el pueblo de Gaza, y que asegura en los EEUU la preeminencia de los intereses de Israel en los entretejidos gubernamentales, al margen de las elecciones y por sobre los intereses de la propia población norteamericana. ¿Cuando visitamos o consumimos en los shoppings, me pregunto, estaremos aportando tal vez con nuestras humildes indiferencias, al esfuerzo bélico israelí, que consuma el genocidio palestino?
 
Lo que es evidente es que en los marcos de la Globalización no existen gestos que carezcan de alguna razón o situaciones que no respondan a políticas planeadas por los que detentan el gran poder global. Nada resulta casual, y a propósito de ello, estoy considerando, el modo en que las políticas, cualesquiera que sean, pueden imbricarse con los intereses corporativos y modificar su rostro, para transformarse en algo monstruoso. Los pensamientos políticos o las ideologías se cruzan en ciertas circunstancias con los intereses de las Corporaciones y pasan a expresarlas. Ocurrió alguna vez con el nacional socialismo alemán, que no era precisamente un pensamiento de derecha como vulgarmente se considera ahora, repitiendo de manera estereotipada la publicidad de aquellos que ganaron la guerra. No hubiesen podido en ese caso, los nacional socialistas conquistar el Berlín proletario y rojo de los años treinta que era un baluarte de la izquierda y del partido comunista, no lo hubiesen ganado con una discurso como el de los rapados skin que son hoy la caricatura de aquellos extravíos. Pero la alianza estrecha de Hitler con las corporaciones estableció esa situación a la que referimos, condujo a las terribles purgas internas en el propio régimen, al ataque por sorpresa a la URSS, luego del acuerdo Ribbentrop Molotov, y por fin, al antisemitismo extremo y al genocidio de los campos de exterminio. Hoy en la globalización, las políticas del Imperio exhiben esa misma estrecha alianza entre políticas y corporaciones, alianzas de la que las nuevas formas de la guerra son las avanzadas  de nuevos y cada vez más fantásticos negocios de todo tipo, ya que no solo se trata, de los negocios mismos de la industria y de los laboratorios de armas, sino que debemos considerar que Gaza es un gueto sujeto y dependiente de la economía del Estado de Israel, y hasta los explosivos que impulsan a los precarios cohetes Kassam que son la excusa de esta guerra infinitamente asimétrica, se elaboran con los fertilizantes de fabricación israelí.  
 
La alianza con las corporaciones estuvo detrás de la dictadura militar en la Argentina y porque no hemos querido o no hemos podido, revisar y juzgar a los cómplices intelectuales del terrorismo de Estado, sino tan solo a sus ejecutores materiales, corremos el riesgo de volver a caer en ciertas trampas y en ciertas sumisiones en las que los mismos protagonistas se enmascaran, y en que los discursos de la política vuelven a ir por un lado, mientras las políticas reales que expresan las relaciones con el poder económico van por otro. Me parece, que la interpretación de estas sutiles relaciones de poder que, en la Argentina muchas veces toman formas groseras, son el gran desencuentro que, en definitiva, tenemos con Carta Abierta y con otros muchos compañeros que se empeñan en ver tan solo la superficie de las cosas o que llevados por una naturaleza libresca, agitan las aguas como para que no podamos ver su natural profundidad. Hemos enfatizado la existencia de modelos que nos fueron impuestos por las Corporaciones y los hemos denominado transcoloniales, porque expresan un nuevo tipo de colonialismo: el colonialismo que nos impone la dependencia a empresas transnacionales, empresas que diseñan el mundo según sus intereses, que están por encima de los gobiernos y de las naciones, que carecen de banderas y que no respetan fronteras ni les preocupa la suerte del planeta sino tan solo los negocios y el poder obtener cada vez mayores ganancias.
 
Se nos impuso el modelo de la biotecnología y de la exportación de commodities, una política de agronegocios que ocupó toda la vida argentina, y se fue rediseñando de esa manera el territorio, desde los monocultivos en el campo a los fondos de inversión en las ciudades, desde la industria de maquinaria agrícola destinada a los nuevos cultivos a los laboratorios de biogenética, desde las cadenas agroalimentarias a los grandes supermercados y los shoppings que desplazaron de los mercados toda competencia.  Pretender desarmar a este modelo resaltando las luchas campesinas periféricas que suelen ser aplastadas por la expansión de la frontera agropecuaria, es tan ingenuo y en la práctica tan inconducente como pretender ver en el triste líder del Senado o en los dirigentes de la Federación agraria, a los responsables de la Republiqueta sojera. En algunos de los que juegan estos juegos, puede haber un alto grado de confusión, en muchos falta la comprensión necesaria y en unos cuantos lo que existe, es una mala intención manifiesta de confundir las cosas y de preservar el modelo impuesto con discursos que hagan de lo accesorio lo importante.
 
Resulta atractivo hacer responsable a Cobos o a De Angelis de la situación en que nos ha colocado la sojización. Con ello olvidamos la propia estulticia de pensar que las retenciones a la soja eran un regalo sin contrapartidas, y el imaginar que estábamos predestinados a distribuir planes y bolsones in eternum y a disponer cada vez de mayores recursos para la política.  El elegir a Cobos y a De Angelis como contrincantes, es como si, cuando pibes, nos permitieran en el potrero elegir a los jugadores del equipo contrario… Uno nunca sabe en la Argentina, y en estas circunstancias, si nos pasamos de vivos o nos pasamos de giles… Que desde la amistad con el Señor Elsztain y desde una estrecha alianza con el Ingeniero Gustavo Grobocopatel, se lo señale a Llambías como el exponente de la oligarquía  vacuna, cuanto menos resulta indicativo de que se nos está vendiendo algún tipo de extraño contrabando, y tal vez habrá que tener una biblioteca a cargo para no darse cuenta que nos están tomando por otarios. Ahora, al fin y luego de tantos años que se nos mueran los pibes y de que ciertos organismos internacionales se expidan sobre la catástrofe sanitaria en la argentina, de pronto el Boletín oficial que expresa siempre las opiniones del Gobierno, rompe con su tradicional indiferencia respecto a estas situaciones, y hace tapa con las fumigaciones y con el gran caso de las madres del barrio Ituzaingó de Córdoba. Bingo! Volvimos al primer plano del interés mediático y los teléfonos comienzan a sonar y de nuevo aparecemos por radios y TV… Se reabren debates y se buscan los culpables de las muertes y el primero que aparece en el horizonte es por supuesto De Angelis, que como el negro aquel del parque de diversiones, se ofrece a tres pelotas por un peso….y un peluche si alcanzamos a pegarle… Estoy lejos de defender al señor De Angelis, pero intentar adjudicarle un rol de liderazgo es de nuevo tomarnos por giles… tomarnos por giles e impedirnos visualizar las relaciones profundas de poder que subyacen bajo las tensiones propias de un clima preelectoral, en que toda la energía se concentra en las alquimias de candidatos y en el perjudicar con carne podrida a los enemigos. Uno debe sin embargo, reconocer las reglas en vigencia para poder mantener la propia estrategia. Las reglas son: confusión y revolver el agua con un palito para darle profundidad al charco, gritar que el lobo viene cuando no viene, gritar cuidado con el carterista para que el otro en un gesto impensado señale dónde guarda su billetera, descarado prosionismo internacional y vergonzosas condolencias por el soldado judío argentino muerto en Gaza por un francotirador, mientras el propio padre del soldado se ocupa de poner las cosas en su lugar y manifestar lo que nuestra Cancillería calla: que la guerra es un crimen.
 
 Esto de las fumigaciones, definitivamente no lo puede solucionar la Ministra de Salud. Lo que ella puede hacer en todo caso es registrar las víctimas o a lo sumo facilitar su atención sanitaria. Estamos pateando la pelota fuera de la cancha para aprovechar un respiro. Mientras le damos ventajas a la importación de tóxicos y consolidamos el modelo, le pasamos a salud el gran tema de las externalidades. Más allá de controles epidemiológicos y sanitarios, la cuestión se reduciría a que simplemente los agricultores cumplan la ley o hagan como que la cumplen, y los municipios o gobiernos provinciales sancionen a los incumplidores. En definitiva, que tanto los productores como los funcionarios del gobierno, y seguramente muchos intendentes, han aceptado hace tiempo, los altísimos costos en vidas de las cosechas record, y no permitirían un tipo de agricultura que le ponga techo o que intente morigerar el uso masivo de venenos. Mientras la Ministra de Salud investigue y releve los casos de cáncer, desde el INTA o desde el Ministerio de Ciencia y Tecnologías se continuará profundizando un modelo que, no solo afecta a la población sino que amenaza con dejarnos sin el recurso suelo. La falta de gestión en el manejo de agrotóxicos tanto a nivel del Estado como de las empresas, es la consecuencia de la aplicación impiadosa de este modelo, no es una política casual sino decidida. No obstante, estamos viviendo una de las circunstancias más propicias de los últimos tiempos y debemos aprovechar a fondo los nuevos escenarios para impulsar la lucha contra las fumigaciones y reclamar justicia. El porvenir es siempre impredecible y tenemos la esperanza  que, una vez más, David logre derribar a Goliath. 
 
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