Misterioso naufragio frente a Santa Cruz de un barco lleno de oro



Por: Mariela Arias
Corresponsal en Santa Cruz


El Polar Mist, antes de su misterioso hundimiento frente a las costas de Santa Cruz
 Foto: Armada argentina

RIO GALLEGOS.? Un barco chileno que transportaba cerca de siete toneladas de oro y plata, extraídas de una mina santacruceña, fue sorprendido por una brutal tormenta en el estrecho de Magallanes y se hundió con su preciada carga, valuada en varias decenas de millones de dólares. Ahora yace a 80 metros de profundidad.
El hecho ocurrió el 16 de enero, pero sólo tuvo trascendencia pública en las últimas horas, al confirmarse el cargamento que llevaba el barco, el pesquero Polar Mist.
Aquel día, la tripulación fue rescatada sana y salva por un helicóptero de la Armada Argentina y el buque fue abandonado con los motores encendidos para que agotara el combustible y disminuyeran los riesgos de contaminación. Pero horas después, cuando un barco chileno intentaba remolcarlo sin autorización argentina, el Polar Mist se hundió, en extrañas circunstancias, en el Mar Argentino.
Es una historia en la que no faltan las suspicacias y las dudas sobre la existencia actual de la carga del barco y las razones por las cuales el remolcador Beagle, de bandera chilena, intentaba llevarse el barco sin autorización demostrable.
Hoy el barco se encuentra a 40 km de la costa argentina entre el puerto de Punta Loyola y el faro de cabo Vírgenes bajo la atenta custodia de la Prefectura Argentina, por orden del Juzgado Federal de Río Gallegos, y nadie puede acercarse al barco sin autorización.
"El barco llevaba un cargamento de 6900 kg de una producción del yacimiento Cerro Vanguardia, de los cuales el 10% era de oro y el 90%, de plata", confirmó a LA NACION Miguel Ferro, presidente de Fomicruz (Fomento Minero de Santa Cruz), la empresa estatal que tiene 7,5% en la participación accionaria del yacimiento. Por razones de seguridad e indicaciones de la empresa aseguradora, Ferro explicó que no se podía decir cuál era el importe asegurado.
También trascendió que el cargamento se completaba con una producción del yacimiento Manantial Espejo, operado por la minera Triton Argentina SA, pero la empresa no confirmó oficialmente la versión.
Carga multimillonaria
Para tener una idea del valor de lo que el buque transportaba se pueden hacer algunas presunciones: hoy el kilo de oro se cotiza en los mercados internacionales a unos US$ 32.000, y si el 10% del cargamento de Cerro Vanguardia era de oro, es decir 690 kilos, sólo ese costo rondaría los 20 millones de dólares. De todos modos, el oro que se transportaba era sin refinar. En cuanto al cargamento de 6210 kilos de plata (que ayer en Londres cotizaba a US$ 14,09 el gramo), el valor alcanzaría casi 87 millones de dólares.
El titular de la empresa estatal Fomicruz explicó que hace seis años que se realiza el traslado del oro vía marítima con empresas chilenas y que es la primera vez que hay un incidente de estas características. Además, precisó que el barco había partido desde el puerto de Punta Quilla (Santa Cruz) con destino a Punta Arenas y Valparaiso. La carga debía seguir a Santiago y, vía aérea, a Suiza, donde se realizaría la refinación del los metales preciosos.
El barco partió el 14 de enero desde Punta Quilla e ingresó el 15 en el estrecho de Magallanes, donde encontró la tormenta. Después de casi 24 horas el capitán del barco pidió auxilio y fue rescatado por el Centro de Búsqueda y Rescate de Ushuaia, de la Armada Argentina. Un helicóptero evacuó a los siete tripulantes y un pasajero -todos chilenos-, que debieron tirarse al agua con trajes antiexposición, que les permitirían flotar y evitar la hipotermia por algunos minutos.
Capitán sumariado
"En la Prefectura Río Gallegos se inició un sumario judicial y se dio aviso al Juzgado Federal en Río Gallegos. En tanto, también se inició un sumario administrativo por el abandono del buque que hizo el capitán", detalló a LA NACION el prefecto principal Roque Mandato. En las declaraciones de la causa el capitán habría explicado que dejó encendido el barco para que consumiera el combustible y que puso el timón "a una banda" para que girara en círculos. Los tripulantes y el pasajero, luego del rescate y de las declaraciones judiciales, regresaron a Chile.
Al día siguiente, cuando pasó la tormenta, un helicóptero de la Prefectura detectó que un remolcador de bandera chilena denominado Beagle intentaba remolcar el barco desde el mar argentino -donde había quedado- y trasladarlo por el estrecho de Magallanes en dirección a Chile. Allí las autoridades navales le dieron la orden de remolcarlo hasta Río Gallegos. Y, misteriosamente, esa misma noche, cerca de las 23, el Beagle anunció a las autoridades argentinas que mientras lo remolcaba a la costa argentina el Polar Mist empezó a escorar y se hundió.
Aquí surgen dudas en la investigación, dado que no se establecieron hasta el momento las razones del remolque y menos aún del hundimiento.
"Por el hundimiento también se instruyó una causa aquí en la Prefectura Río Gallegos", afirmó Mandato, quien explicó que por intermedio de un sistema de seguimiento satelital de barcos y con sobrevuelos permanentes tiene a su cargo vigilar la preciada carga. Sin embargo, aclaró que nadie puede acercarse al barco sin autorización judicial.
Según publicó la revista chilena Qué pasa? , la empresa aseguradora de la carga estaría iniciando los contactos con una empresa de buceo y logística de la ciudad de Punta Arenas para estudiar la posibilidad de realizar sondaje en las aguas del estrecho y ver cuál es el estado del barco. Se trata de la empresa Nautilus, con base en esa ciudad, y según su página web utilizan robots submarinos para rescates similares. Patagonia Shipping es la empresa que tuvo a su cargo el traslado de la embarcación.
Desde la Prefectura Río Gallegos aclararon que, en caso de intentar el rescate del barco, la empresa deberá presentar un plan de reflotamiento y contar con la autorización judicial y el control de la tarea por parte de las autoridades argentinas.
Fuente: Diario La Nación

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La minería del oro es destrucción, saqueo, muerte, piratería y contrabando; como lo era en la época de la conquista y colonización, así es ahora en el feudo de Santa Cruz, modelo que intentan traspolar compulsivamente al resto del país, donde dominan el oscurantismo y los entuertos, cero institucionalidad, cero respeto por la ciudadanía y el ambiente.
Cerro Vanguardia hace 10 años que opera, cuántos de estos cargamentos han sacado desde entonces? Seguro que ahora con la moratoria y el blanqueo, legalizan todo y chau.

La nota es larga, pero es imperdible, ya que ilustra toda la trama de este hecho que aparece como misterioso, pero que con un poco de sentido común, se darán cuenta que no lo es.
Yo mientras tanto, estoy preparando mi piragüita y las patas de rana, dicen que no quedó muy profundo, por ahí me sumerjo y puedo sacar unas barritas, me voy a recagar de frío, pero el oro vale la pena, así que ya saben, si dejo de mandar estos correos es porque estoy en algún paraíso fiscal en el Caribe, o me morí de hipotermia en los mares del sur...
Para cerrar este comentario, se me viene una reflexión, como diría Serrat en su canción "Una de Piratas": ...para hincarles de rodillas hay que cortarles las piernas...
F.S.

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Un pesquero chileno se hundió llevando oro de Cerro Vanguardia.
¿Qué escondía la operación y por qué tanto misterio oficial?
 
En el mes de enero un barco pesquero chileno, el Polar Mist, se hundió en el Estrecho de Magallanes. Provenía del puerto de Punta Quilla en Santa Cruz y llevaba 474 lingotes de oro provenientes de la mina Cerro Vanguardia en nuestra provincia. ¿Qué pasó?. Enorme misterio alrededor del hecho. Las autoridades no hablan, los marineros fueron rápidamente devueltos a Chile, la Prefectura hace silencio. Se descubre la ruta del Oro de Santa Cruz, hasta hoy desconocida y se acrecienta la idea del sabotaje para cobrar fabulosos seguros.
El 16 de enero de 2008 un pesquero chileno, con tripulación de ese país se hundió en las furiosas aguas del Estrecho de Magallanes como consecuencia, de acuerdo a las primeras evaluaciones, de una fuerte tormenta que azotó la zona y la baja potencia que tenían en ese momento los motores del barco para sortear el oleaje que se elevaba por encima de los 12 metros.
Se trata del pesquero chileno “Polar Mist” cuyo naufragio la prensa trasandina le dio una profusa cobertura, además de tomarlo también la prensa especializada y diarios digitales de España, entre otros medios que reprodujeron la noticia. Sin embargo el misterio que rodea a este hecho sobrevuela aspectos poco claros de un negocio que muy pocos conocen y además el hermetismo que se ha generado sobre los detalles del naufragio, el material que transportaba, las contradicciones en que habrían incurrido los tripulantes, las declaraciones que nadie conoce y su rápido traslado desde Río Gallegos a Punta Arenas, encienden las sospechas de que hay un interés especial para que de todo esto no se conozca más allá de lo que ha trascendido hasta el momento.
El pesquero chileno escoró a unas 20 millas náuticas al noroeste de Punta Dúngenes en el cuadrante 51-51.9 S 67-57.4 W y en Inforo.com se publicaba ese mismo día el parte de la Armada Argentina que expresaba:
“La Armada Argentina en su condición de Autoridad de Aplicación del Convenio de Búsqueda y Rescate marítimo (Ley 22445) suscripto por la República Argentina, informa que a las 10:40 horas se recibió un mensaje de emergencia por parte del buque pesquero “Polar Mist” que se encuentra sin propulsión aproximadamente a 20 millas náuticas (37 km) al noreste de Punta Dúngenes (Estrecho de Magallanes), en posición 52º 10′ de latitud sur y 067º 50′ de longitud oeste, con olas de entre 7 y 8 metros de altura y 8 personas a bordo.
La señal de alerta fue recibida por el personal del MRCC-Ushuaia, Centro Coordinador de Rescate en el Mar de Ushuaia, perteneciente a la Armada Argentina, a través de su par de Punta Arenas (Chile).
Ante esta situación el MRCC-Ushuaia asumió las funciones de Búsqueda y Rescate (SAR).
Con tal motivo se destacó, a la zona de emergencia, a las 12:30 horas un helicóptero “SEA KING” de la Armada Argentina, desde la Base Aeronaval “RIO GRANDE”. Dicha aeronave tiene previsto arribar a la vertical del pesquero siniestrado aproximadamente a las 13:15 horas.
En proximidades del buque pesquero “Polar Mist” se encuentra el Remolcador “GOLONDRINA” de Bandera Argentina. Asimismo la Armada Argentina destacó al Transporte A.R.A. “CANAL BEAGLE”, que está localizado a una distancia de 106 millas náuticas (195 km) y al Buque Logístico A.R.A. “PATAGONIA” ubicado a 208 millas náuticas (385 km).”
A las 13.50 finalizó el rescate de los tripulantes Patricio Olivares Huerta (capitán), Sandro Campos Matus, Omar Álvarez Aro, Juan Navarro Ramírez, Demetrio González Valdebenito, Enrique Oluc Foschino, Pedro Galindo y el pasajero Rolando Norambuena Pavez quienes fueron evacuados a bordo del Sea King hasta Río Gallegos donde recibieron las atenciones correspondientes. (FS)

No todo lo que brilla es oro
La prensa chilena, lejos de la obligación rentada de esconder la mugre bajo la alfombra que tiene la prensa local, hizo una observación sumamente llamativa que nos puede ilustrar de qué mecanismos usa el Estado y las empresas mineras para realizar ocultamientos de fabulosos negocios; y es por ello que recomendamos a nuestros lectores repasar los párrafos que siguen con especial atención. Dice el artículo de La Tercera de Chile:
El Polar Mist -propiedad de la firma pesquera con base en Chile, Isla del Rey- salió del puerto La Quilla, en la ciudad argentina de Santa Cruz. El parte de embarque asegura que en su interior iban bolsas de bullion doré, una manera técnica para designar lingotes con contenido aurífero. Como valor de la carga, el documento entregado a la Aduana transandina asegura que alcanza US$ 1,6 millón y se afirma que el cargamento es de 2,9 toneladas. Ambas cifras serían rectificadas luego del naufragio, cuando se conoció la magnitud y valor de lo que llevaba el pesquero.
La investigación que se sigue en Argentina determinó que el embarque pertenece a la minera Cerro Vanguardia (cuyo dueño es un consorcio anglobritánico y en la que el Estado argentino, específicamente la provincia de Santa Cruz, tiene una pequeña participación) y la compañía Manantial Espejo, esta última propiedad de una canadiense y en la que hasta el año pasado -cuando comenzó su funcionamiento- poseía un 10% de la propiedad un fondo de inversión vinculado al dueño de Microsoft, Bill Gates.
Manantial Espejo, cuya dueña es Minera Tritón, no ha estado exento de polémica y los habitantes de la zona en que está ubicada, cerca de la ciudad de San Julián, han cuestionado el uso de arsénico en las operaciones y las excesivas regalías tributarias que Santa Cruz -tradicional bastión de la familia Kirchner- ha otorgado a las operaciones mineras existentes en la zona.
La mayor parte del cargamento correspondería a Cerro Vanguardia, mientras que una pequeña parte era fruto de la operación de Minera Tritón, que según un cercano a los ocupantes de la nave pesquera, “era la primera vez que utilizaba este procedimiento”.
Con “procedimiento” se refiere al hecho de elegir como transporte de un cargamento tan valioso como éste a un buque pesquero; usar una ruta peligrosa (como es cruzar el estrecho de Magallanes); y preferir como lugar de transbordo Punta Arenas -y no, por ejemplo, Río Gallegos, mucho más cercano a ambos yacimientos-, desde donde el cargamento sería enviado, por vía aérea probablemente, a Europa.
Como destino final en el parte de embarque se mencionan dos ciudades suizas: Marin y Mendrisio. Esta última es la capital de uno de los cantones ubicados más al sur del país helvético y se destaca por su elegante arquitectura y exclusivos hoteles. ¿Los destinatarios? La compañía suiza Metalor Technologies, dedicada a la evaluación y refinación de metales preciosos, en el caso del cargamento de Manantial Espejo, y la también helvética Argor Heraeus, que se dedica a la evaluación de la calidad y también refina metales preciosos.
Para tener una idea de lo que el pesquero transportaba basta decir que hoy la onza de oro se cotiza en los mercados internacionales a unos US$ 900 y cada kilo de oro es igual 32 onzas. En todo caso, los 474 lingotes que transportaba el Polar contenían oro y plata. Se estima que el cargamento tendría un valor de US$ 10 millones a US$ 20 millones, bastante más que los US$ 1,7 millón declarados al salir del terminal argentino.
Por su parte la revista “Qué Pasa” de Chile redactó el siguiente informe:
“Un gigantesco cargamento, con 474 lingotes de alto contenido en oro, yace en el estrecho de Magallanes desde hace poco más de tres semanas. El hundimiento del buque pesquero Polar Mist -de bandera y tripulación chilenas- dejó una estela de misterio a ambos lados del océano. Mientras las autoridades transandinas indagan las razones del “abandono del barco” realizado por los pasajeros del Polar, en Chile las dudas se concentran en cómo reflotar el buque y en los enigmas que lo rodean.
Por Lorena Rubio
La alarma recorrió todo lo ancho y largo del Atlántico Sur. El 16 de enero pasado, el capitán del pesquero Polar Mist, Patricio Olivares Huerta, pidió con urgencia ayuda frente a una situación que se había vuelto insostenible. A través de la radio, el timonel de la nave de sólo 23 metros de eslora comunicaba su posición: a unas 20 millas náuticas de Punta Dúngenes -en la boca oriental del estrecho de Magallanes, unos 35 kilómetros al noroeste de Punta Arenas-, una tormenta casi perfecta tenía en vilo a la tripulación compuesta por siete marineros y un pasajero. Todos chilenos.
Olas de 10 metros y vientos por sobre los 150 kilómetros por hora sacudían a tal punto a la pequeña embarcación que los ocupantes del Polar Mist temieron por sus vidas. Tanto, que durante la comunicación por radio con la Prefectura de Río Gallegos (autoridad marítima argentina), el capitán del Polar aseguró que dado lo inmanejable que se había vuelto la situación, no descartaban abandonar el barco.
Luego de enterarse, la Prefectura de Río Gallegos se contactó con la Armada de ese país, organismo que envió un helicóptero Sea King al lugar del siniestro. Como la aeronave no logró posarse en la cubierta del Polar, la orden de los uniformados transandinos fue que todos los ocupantes debían lanzarse al mar por parejas. Los ocho ocupantes del pesquero lo hicieron por turnos.
A partir de aquí comenzó la serie de extraños hechos que rodea esta historia que las autoridades argentinas y chilenas manejan con especial cautela.
El primero es que apenas llegó la ayuda, los pasajeros del Polar Mist decidieron abandonar el barco. Todo vestían trajes de buzo herméticos y antes de saltar dejaron encendido el motor, algo completamente inusual en los estrictos códigos marítimos.
Al garete y sin tripulantes
Un par de horas más tarde, arribó al lugar el Beagle, propiedad de la filial de la naviera Ultramar. La nave, que se encontraba a casi 400 kilómetros del lugar, llegó tras una comunicación recibida desde Punta Arenas. “No nos llamaron, pero en la XII Región todos sabían que había un barco en problemas”, indicó a Qué Pasa una fuente que participó en la operación.
Cuando llegaron a la boca oriente del estrecho, los tripulantes del Beagle se encontraron con una imagen desoladora. El Polar Mist (que significa Niebla Polar) estaba vacío, el motor seguía encendido y no había señal alguna de los pasajeros. Para los tripulantes del Beagle el hecho llamó la atención porque en este tipo de procedimientos se suele detener los motores y tratar de anclar la nave para no perder la posición del navío. En la prefectura de Río Gallegos confirmaron esta medida. Una alta fuente de la autoridad transandina precisó que de todos los rescates que han realizado, “nunca nos habíamos topado con una embarcación que siguiera con el motor en marcha”.
Pero lo más enigmático de este caso estaba por venir. Al acercarse al barco, los ocupantes del Beagle notaron que todas las escotillas de la nave estaban abiertas. Algunas, de hecho, habían sido arrancadas de cuajo. Las escotillas son aberturas rectangulares, de metal, que comunican con algunas cámaras del barco, aunque no necesariamente con la bodega de carga. La instrucción básica en cualquier navegación, señala un experto náutico, es tenerlas cerradas, especialmente cuando el oleaje es más fuerte, e impedir que el agua ingrese a los compartimentos de la embarcación. En este caso, las cámaras del Polar Mist se notaban vacías.
“Todavía no tenemos una explicación para esto”, indicó una persona que supo del rescate.
Cuando el Beagle remolcaba el barco con destino a Punta Arenas, un llamado de “las autoridades argentinas” ordenó llevar la nave a Río Gallegos con el objetivo de constatar el daño en la embarcación, obligando al remolcador chileno a enfilar en dirección opuesta.
Tras apenas unos kilómetros de marcha, cerca de la salida del estrecho al Atlántico, el Polar Mist comenzó a escorarse (ladearse). El agua empezó a entrar por las aberturas donde antes estaban las escotillas y el barco se fue hundiendo lentamente. En cuestión de minutos, el buque pesquero se perdió inexorablemente en las frías aguas del estrecho y se calcula que hoy está posado a unos 70 metros de profundidad, lo que complica mucho más un eventual rescate.
Cruce de versiones
Entre tanto, los tripulantes ya habían llegado en el helicóptero argentino a Río Gallegos, donde luego de ser revisados en el hospital local, se les entregó ropa y alojamiento en un hotel de la ciudad. Una vez realizado el procedimiento, fueron interrogados por la Prefectura de esa ciudad.
El cónsul chileno en esa ciudad, Antonio Pena, indicó a Qué Pasa que “luego que los tripulantes del barco cumplieran su labor ante la autoridad argentina, y se constatara que estaban en perfectas condiciones de salud, se les envió por vía aérea a Punta Arenas”. El diplomático agregó que un completo informe con los antecedentes del caso ya fue mandado al Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile.
Cada uno de los pasajeros del Polar Mist entregó su versión por separado, pero todos reconocieron saber la valiosa carga que transportaban. Y aunque no proporcionaron demasiados detalles, tanto el capitán como el “pasajero” Rolando Norambuena Pavez afirmaron que éste no era el primer viaje de este tipo.
“Si el barco no se hubiera encontrado con la tormenta perfecta -señala una persona cercana a las indagaciones- habría llegado sin problemas a Punta Arenas y dejado su carga para la segunda fase del transporte”.
Una de las cosas que llamaron la atención de los interrogadores es que los ocupantes del barco naufragado señalaron que dentro de la nave transportaban sofisticados equipos electrónicos, así como notebooks y discos duros con información de la que aún no se tiene mayor detalle.
Otra fuente cercana a la tripulación del remolcador Beagle indicó que las declaraciones de los ocupantes del Polar fueron “cruzadas y contrastadas” con las versiones de los tripulantes del remolcador de Ultramar que acudió al auxilio del pesquero.
Hoy el caso está radicado en los tribunales de Río Gallegos, debido a la pérdida material, mientras que la Prefectura transandina afina una sumario administrativo por “abandono de la nave”.
Lo que no dicen acá
Lo que en Río Gallegos niegan comunicar las autoridades, el gobierno y las empresas, lo encontramos en la prensa de Punta Arenas y precisamente es muy interesante leer lo que la revista Qué Pasa señala sobre la sospecha de que hay algún asunto oscuro en relación con los seguros y el material transportado. En Chile expresaron:
La polémica por los seguros
Aun cuando en este caso los involucrados son varios, lo más problemático del episodio es el lugar del hundimiento, dicen los protagonistas del caso. Si bien el Polar Mist se fue a pique en aguas internacionales, la jurisdicción del lugar donde ocurrió el naufragio es argentina. Por ello, no está claro si el rescate se hará desde Punta Arenas o desde costas transandinas.
El dueño de la empresa de buceo y logística submarina Nautilus, Francisco Ayarza, contó a Qué Pasa que fue contactado “indirectamente” por el armador (propietario) del buque para estudiar un posible sondaje en las aguas del Estrecho y ver cuál es el estado exacto del Polar Mist.
“Fueron conversaciones preliminares donde me manifestaron su interés en usar uno de los robots submarinos que he utilizado en rescates similares a éste”, cuenta Ayarza desde la XII Región. Si llega a acuerdo con los dueños de la nave -Isla del Rey- o con la compañía que realizó el viaje, Patagonia Shipping, aún no está definido. Si cierra el trato, el experto náutico magallánico deberá efectuar una serie de trámites ante las autoridades del país vecino, que otorga los permisos para hacer las prospecciones.
Hace una semana estuvo en Río Gallegos el representante de la firma de seguros contratada por Patagonia Shipping, empresa de transporte chilena, cuyas oficinas están en Santiago. En ese caso, una fuente que ha seguido el caso afirma que para “liquidar” la carga, la aseguradora podría emprender su propia incursión submarina.
Consultado por los pasos a seguir, uno de los dueños de la empresa de transporte, Eduardo Carriel González declinó hacer comentarios a Qué Pasa. Tampoco entregó su versión la dueña del Polar Mist, Isla del Rey, cuya página web afirma que se trata de una firma pesquera que realiza exportaciones al exterior de salmón, choritos y crustáceos, y que posee plantas productivas en Valdivia, Puerto Montt y Tierra del Fuego. En el rubro pesquero se asegura que Isla del Rey siempre se ha manejado con muy bajo perfil.
Off the record, una fuente cercana a Patagonia Shipping indicó que tanto el dueño del Polar como la firma encargada del flete están “muy complicados” por todo lo relacionado con los seguros involucrados.
En Punta Arenas, en tanto, ha circulado la versión de que quizá el Polar Mist ya no tenga los lingotes en sus compartimentos. Quienes sostienen esta tesis aseguran que las escotillas abiertas y la declaración de uno de los tripulantes respecto a que debían “encontrarse” con un remolcador en un lugar preestablecido, pero que éste no llegó, sólo han incrementado las ya numerosas interrogantes que rodean el naufragio del “Niebla Polar”.
Negocio brillante
Lo que hace la gran diferencia en la información, especialmente para los santacruceños y luego para los argentinos en general, es saber que ese barco, (siendo pesquero) llevaba como carga en sus bodegas lingotes de oro provenientes de la explotación minera “Cerro Vanguardia” en Santa Cruz, hecho que descubre algo que hasta ahora se desconocía: la ruta que sigue el oro desde su explotación a su destino final.
Más allá que en este caso puntual la historia pase por cuestiones aún no aclaradas como si el barco llevaba la cantidad de material que denunciaron o si se han encendido las suspicacias por lo que podría ser una maniobra para cobrar el suculento seguro, nadie desconoce que por falta de refinerías en el país el material se traslada al extranjero para su procesamiento. Las fuentes consultadas por esta Agencia han señalado que esa maniobra que se lleva a cabo desde hace tantos años en Argentina, esconde un negocio fabuloso de las mineras dado que en el país que se procesa hasta se cuadruplica el valor del producto por la obtención de diversos componentes procedentes del procesamiento de aquel material que para nuestro país se exporta como “escoria” desde varios yacimientos, junto con el oro o la palta declarada.
La pregunta lógica fue, entonces, por qué no se instalaban esas refinerías en el país. La contestación fue una excusa económica; sin embargo para el país sería mucho más rentable una inversión de esa significación que seguir regalando un producto en bruto que posee alta concentración de valores metal-mineralógicos que al menos en los contratos de explotación no se tienen en cuenta.
Luego nuestras fuentes hicieron hincapié en el negocio de los reembolsos por sacar el material por los puertos patagónicos y seguidamente remarcaron que en general las mineras buscan países como el nuestro, ricos en minerales, donde la corrupción hace permeable el soborno, la coima y el negocio paralelo, además de poseer una legislación flácida, con enormes agujeros legales, mano de obra barata y la posibilidad de negociar bajas regalías con la promesa de “grandes inversiones”; sin embargo esas inversiones solo están puestas en la optimización de sus propios recursos en tecnología de prospección y explotación para hacer más rápido y rentable el saqueo de los yacimientos.
“Los gobiernos de las provincias, entonces, tratan de convencer a la gente de que las inversiones aportarán mayores regalías y darán más trabajo, pero en realidad esto no es así y como los yacimientos son finitos, en general no más de 10 años, la explotación intensiva solo acelera los tiempos de agotamiento del recurso y finalmente, cuando el ingenio se levanta no queda nada y los pueblos que de ellos vivieron mueren, si no han tenido un verdadero crecimiento en recursos alternativos como pueden ser industrias que elaboren la materia prima que se extrae
Esta metodología se implementa en países como el nuestro donde la inestabilidad política, jurídica y económica las pone intranquilas a las multinacionales, hecho por el cual recurren a la explotación intensiva para prevenir cualquier problema que pueda interrumpir temporal o definitivamente la explotación en cada región, nos afirmaban.

(Agencia OPI Santa Cruz)

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