Se constituyó la Mesa por el uso de agroquímicos



Ayer se constituyó formalmente la Mesa de consenso por el uso responsable de agroquímicos conformada por diversas áreas del Estado provincial y otros organismos como el Inta, el Inti y las universidades, con el objetivo de "comenzar a charlar sobre lo que podemos aportar y trabajar para ver de qué manera prevenimos y evitamos daños a la salud", informó a AIM el ministro de Salud y Acción social de la provincia, Ángel Giano.
En diálogo con esta Agencia, Giano indicó que con la reunión que se desarrolló esta tarde en su despacho "la mesa se está constituyendo formalmente con representantes de las diversas áreas del gobierno que tienen que ver con la temática, como Medio ambiente, Producción, Salud, Epidemiología de la secretaría de Salud y otros organismos como el Instituto nacional de tecnología agroalimentaria (Inta), el Instituto nacional de tecnología industrial (Inti) y las facultades de Salud de la Universidad autónoma de Entre Ríos (Uader) y la Universidad nacional de Entre Ríos (Uner)".
Según explicó el funcionario, el objetivo es "entre todos comenzar a charlar sobre lo que podemos aportar y empezar a ocuparnos del uso responsable de los agroquímicos o agrotóxicos, y ver de qué manera prevenimos y evitamos daños a la salud".
"También la idea es analizar cómo se puede trabajar en forma conjunta con los productores, los trabajadores rurales, los jefes de gobierno y la población donde está la producción y las fumigaciones para, entre todos, evitar el daño a la salud previniendo y tomando los recaudos del caso al usar estas sustancias como el glifosato", agregó.
0-800 para denuncias
Al respecto, el ministro explicó que "es un 0-800 que depende de nación y que la ministra de Salud, Graciela Ocaña, puso en funcionamiento en diciembre pasado a partir de una instrucción de la presidenta de la nación (Cristina Fernández)".
Señaló que "el sistema está en funcionamiento y a partir de la recepción de las denuncias se nos informarán los casos que sean denunciados de la provincia de Entre Ríos". "Esto se originó centralmente por una sentencia judicial de Córdoba, y junto con Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires somos las provincias más afectadas; y al parecer los casos que se registraron de malformaciones congénitas, abortos espontáneos y algunos fallecimientos son derivados del mal uso de los agroquímicos", añadió.
Ante esto, aseveró que "esta mesa lo que quiere es comenzar a trabajar para ver cómo se puede acompañar en el uso responsable del agroquímcos, cada área desde su competencia específica y desde salud, evitar la enfermedad y proteger la salud de las personas".
Además, anunció que "de acá van a salir acciones concretas de investigación, prevención, concientización, de trabajo coordinado con los productores, y los trabajadores y las entidad ligadas a la producción entrerriana donde se originan estos problemas".
Respecto de la existencia de denuncias de este tipo en los organismos públicos, aseveró que "no hay ningún caso concreto", aunque aclaró que "se conocen informes públicos o noticias en los medios de profesionales que habrían estudiado la temática y serán convocados a formar parte de esta mesa".
"Veremos cómo entre todos trabajamos hacia delante para que no se enfermen las personas como consecuencia de un mal uso de los agrotóxicos", concluyó.
Del encuentro que se desarrolló este martes en el despacho de Giano participaron el secretario de la Producción, Roberto Schunk, el director de Epidemiología de la provincia, Pablo Basso, representantes del Inta, el Inti, las facultades de Salud de la Uader y la Uner y la senadora nacional Blanca Osuna (PJ-Entre Ríos), una de las principales impulsoras de la iniciativa.

Fuente: AIM Digital

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Paraguay. Mientras la presidenta de la Asociación de Productores Sojeros, Claudia Russer se pasea en su tractor, siguen muriendo niños en el campo

Mientras los sojeros hacen demostración de su poder económico en el campo siguen las denuncias de muertes por agrotóxicos.

Unos supieron y otros no que en la comunidad indígena Ka'aguy Poty Kamba, distrito de Jasy Kañy, Kanindeju, murió David, un niño indígena de 4 años de la parcialidad Ava Guaraní. Esto ocurrió el miércoles 10 de diciembre. Él y sus 3 hermanitos comenzaron a sentirse mal, con dolores de cabeza y diarrea.
Según los medios masivos de comunicación, la hipótesis no confirmada de la fiscalía es que los niños habrían consumido pororó hechos con semillas de maíz entregadas por el Instituto Paraguayo del Indígena para ser cultivadas y no consumidas, según declaró Margarita Mbywangi, presidenta del Indi, a un medio conocido. Así también, dejando ver un dejo de negligencia, dijo que «no tenía conocimiento acerca de si las semillas estaban tratadas con algún tipo de producto químico, porque su institución solo se encarga de la entrega».
Sin embargo…el Frente Social y Popular habla en un comunicado de que presuntamente químicos tóxicos fueron derramados por los empleados de un colono brasileño que se dedica al cultivo de soja y maíz, sin cumplir las leyes ambientales.
Inocencia Ortíz Vera, madre de David, asegura que los síntomas que padeció toda su familia y llevaron a la muerte a su hijo de 4 años fueron causados por fumigaciones en cultivos mecanizados aledaños a su comunidad; ellos no comieron el pororó que la fiscala mencionó como causa de una intoxicación supuestamente alimentaria. Actualmente esta mujer se encuentra internada con tres de sus hijos en el Hospital Indígena de Limpio. Asegura que su malestar es debido a las fumigaciones ya que los agrotóxicos son arrastrados por las lluvias hasta las fuentes de agua de donde beben, se asean y se recrean.«En nuestra comunidad vivíamos tranquilos hasta que llegaron los brasileños a plantar soja», relató.
Ya pasó antes
Y se suma a esta denuncia el antecedente de fumigaciones irresponsables en esta comunidad, lo que amerita una investigación que vaya más allá de las semillas de maíz. Una publicación del 5 de diciembre en la web de Slow Food Paraguay, habla de Diego R., un niño de la comunidad La Victoria, distrito de Jasy Kañy, Canindeyú, que fue intoxicado con agroquímicos que se usaron para la fumigación de un campo de soja cerca de su casa. «La comunidad se encuentra dividida por un arroyo, el cual marca el mapa de la vida y el de la muerte, pues los que habitan del otro lado viven una vida tranquila», comentó Diego Segovia sociólogo en la institución BASE Investigaciones Sociales, testigo del estado de salud del niño.
«Dieguito estuvo 8 días sin comer con vómitos y mareos, y los médicos solo le dieron antiparasitarios», expresó con tristeza. Como el niño ya presentaba un cuadro delicado de salud, lo trajeron hasta Asunción donde le realizaron un análisis de colinesterasa, para determinar si fue intoxicado por agrotóxicos. Los resultados fueron positivos y los niveles de colinesterasa en Dieguito eran elevados aún dos semanas después del inicio de los síntomas. Lo cual habla de la agresividad del veneno; lo que ocurre es que los médicos tienen miedo de denunciar una intoxicación con plaguicidas, pues la policía esta comprada por los sojeros, aseguró Segovia.
Pasan los días desde la muerte de David, mientras el sector acusado hace una muestra opulenta de su poder económico en el Tractorazo, exigiendo «seguridad» y «trabajo», con la firme alianza de la prensa empresarial, que no dudó en posicionarse, de la misma manera en que no duda en posicionarse contra los «sucios» indígenas o campesinos que vienen a ensuciar las plazas capitalinas. Irónicamente sin embargo, «seguridad es lo que venían exigiendo desde hace varias semanas los indígenas de Jasy Kañy, no con tanta promoción por su puesto. Hoy al reclamo se le suma la muerte de un niño, quien compitió toda la semana con el gremio de supuestos «productores» por el espectro mediático, sin éxito alguno.
Los medios ponen en evidencia sus realidades inventadas al contradecirse, calificando unos de «masiva respuesta» a la marcha del tractorazo (Abc), mientras otros quieren eufemizarlo, calificando de «fuerza dispar» (Ultima Hora) al evento que prometía movilizar al país que, sin embargo, no hizo más ruido de lo que hicieron las estridentes declaraciones de sus dirigentes y sus instrumentos de expresión.
En la realidad no mediática del campo sin embargo, la seguridad y el trabajo sigue siendo un reclamo postergado de años, décadas, y siglos, seguridad de no morir fumigados, seguridad de no ser asesinados por guardias civiles, seguridad de tener alimentos, un pedazo de tierra, un futuro; mientras los reclamos de trabajo del campesinado se han extendido a la ciudad con la migración por causa de un modelo de producción que ya no puede ser sostenido más que desde la fingida realidad mediática y la fuerza de los tractorazos.

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