Indígenas inician una cumbre sobre el cambio climático (EEUU)




La Cumbre Mundial de Pueblos Indígenas sobre el Cambio Climático, que se inicia en la ciudad de Anchorage (EEUU) bajo el auspicio de la Universidad de las Naciones Unidas, quiere ser una plataforma que permita exponer la situación de los indígenas.

Representantes indígenas de todo el mundo inician a partir de mañana en Alaska una cumbre sobre los efectos que el cambio climático tiene en sus comunidades y con la que reclamarán más atención a los problemas causados por el calentamiento global.
 
Patricia Cochrane, presidenta de la reunión, de origen estadounidense y quien es presidenta de la Cumbre, así como del Consejo Circumpolar Inuit (que representa a los indígenas del Ártico de Canadá, Estados Unidos, Rusia y Groenlandia), explicó que los indígenas son ignorados a pesar de los dramáticos efectos que el cambio climático está provocando en sus comunidades.
 
"Tenemos muchas dificultades para que nuestras opiniones se oigan", afirmó Cochrane.
 
La representante indígena añadió que la Cumbre es en respuesta a la necesidad de "encontrar un foro para que todos los pueblos indígenas se reuniesen y pudiesen hablar del cambio climático", los problemas que encaran en sus comunidades y "compartir conocimiento e información".
 
Durante la cumbre de Anchorage se presentarán informes regionales en los que se detallan los principales problemas que causa el cambio climático.
 
Cochrane citó como ejemplo el caso de Alaska, en el que el calentamiento global provoca que la "permafrost" (una capa de terreno que permanece helada durante todo el año) se derrita, lo que está causando el hundimiento de algunas comunidades.
 
"Varias de nuestras comunidades se enfrentan al traslado forzoso. Un reciente informe señaló que 26 comunidades están en peligro inminente por la desaparición de la 'permafrost' y al menos otras 60 comunidades tendrán los mismo problemas en los próximos años", explicó.
 
Entre los estudios que se presentarán en la Cumbre destacan dos procedentes de Latinoamérica. El primero se refiere a la situación de los agricultores mayas de las tierras altas del sur de México, quienes sufren sequías, heladas fuera de temporada y grandes cambios de temperatura.
 
Estas condiciones les obligan a buscar fuentes alternativas para la irrigación de sus cultivos y nuevas variedades de plantas que se adapten a los cambios.
 
El segundo informe se refiere a las dramáticas alteraciones de temperatura en la región Andina que afectan la agricultura, la salud humana y la biodiversidad.
 
Los datos que se darán a conocer en los próximos días revelan el aumento de enfermedades respiratorias, los problemas de la cría de alpacas (pequeños camélidos) y la reducción de la estación de cultivo, que en algunos lugares de la región se ha disminuido a la mitad.
 
Otro de los temas que discutirán los 400 delegados de 80 países que atenderán la reunión es la idea de formular un régimen legal internacional que proteja los derechos de comunidades desplazadas.
 
La Cumbre concluirá el 24 de abril con una declaración y plan de acción, así como con "un llamamiento a los Gobiernos de todo el mundo para que incluyan completamente a los pueblos indígenas" en cualquier acuerdo sobre cambio climático que se adopte en el futuro en sustitución del Protocolo de Kioto.
 
La idea de los organizadores de la Cumbre es presentar un frente común de cara a la conferencia de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre el cambio climático, que se celebrará en diciembre de este año en la ciudad danesa de Copenhague y donde se tratará de acordar un nuevo protocolo que continúe el de Kioto.
 
Cochran, dijo que "los pueblos indígenas han sido los que menos han contribuido al problema mundial del cambio climático, pero con casi toda seguridad serán los más castigados por su impacto".
 
Los pueblos indígenas están formados por entre 300 y 350 millones de personas (alrededor del seis por ciento de la población mundial), repartidos entre al menos 5.000 grupos distintos en más de 70 países.
 
efe - es.noticias.yahoo.com - Ecoticias.com

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Indígenas quieren un lugar en debate climático
Por Stephen Leahy

Organizaciones y pueblos indígenas quieren hacerse oír en las negociaciones internacionales sobre cambio climático.

ANCHORAGE, Estados Unidos, 20 abr (Tierramérica).- Mientras indígenas de todo el mundo se reúnen en esta noroccidental ciudad estadounidense para buscar una vía que les permita incidir en las negociaciones internacionales sobre cambio climático, el veloz calentamiento del Ártico desplaza aldeas enteras de la etnia inuit.

“Tenemos siglos de experiencia en adaptarnos al clima y nuestras formas tradicionales de vida dejan muy tenues huellas de carbono”, dijo a Tierramérica la líder aborigen filipina Victoria Tauli-Corpuz, presidenta del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). 

El carbono, principal gas de efecto invernadero, es liberado a la atmósfera por actividades humanas como la quema de combustibles fósiles, la industria, la ganadería y la deforestación.

Unos 400 indígenas, entre ellos el presidente boliviano Evo Morales, y observadores de 80 naciones participan desde este lunes hasta el jueves en la Cumbre Mundial de los Pueblos Indígenas sobre el Cambio Climático en Anchorage, estado de Alaska. En este encuentro, auspiciado por la ONU, se discutirán y sintetizarán aplicaciones del conocimiento tradicional nativo para mitigar el cambio climático y adaptarse a él.

“Los pueblos originarios son los que menos han contribuido al cambio climático, pero cargan con la peor parte de su impacto”, dijo Patricia Cochran, presidenta de la cumbre y del Consejo Circumpolar Inuit.

En su opinión, los indígenas están a la vanguardia en el debate sobre el cambio climático. Cualquier diálogo será mucho más rico y productivo con su participación, dijo.

Los pueblos indígenas también están en la primera línea en cuanto a sufrir los impactos de los cambios del clima, dijo Cochran a Tierramérica.

La aldea de Newtok, unos 800 kilómetros al este de Anchorage, es la primera de varias que deben desplazarse por las alteraciones del clima. Por el calor, la corriente del río se hizo más intensa y se derrite el permafrost, la capa siempre congelada del suelo. Así se destruyen casas e infraestructura, obligando a 320 residentes a mudarse a un sitio más elevado 15 kilómetros al oeste, a un costo que se calcula en decenas de millones de dólares.

Otros cinco asentamientos inuit en Alaska necesitan una reubicación urgente. En Shishmaref, de 560 habitantes, y en Kivalina, de 377 habitantes, las tormentas otoñales no son contenidas por la menguante barrera de hielo costero, lo que está causando una severa erosión. Decenas de poblados similares están amenazados. 

Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), en las regiones más afectadas, como el Ártico, el Caribe y la Amazonia, viven la mayoría de los indígenas, dijo Sam Johnston, de la Universidad de las Naciones Unidas en Tokio, copatrocinante de la cumbre.

Por lo menos 5.000 grupos originarios han sido identificados en más de 70 países, con una población global de unos 300 a 350 millones, lo que representa alrededor de seis por ciento de la humanidad.

Por su ancestral conexión cultural y espiritual con la tierra, los océanos y la naturaleza, los indígenas tienen mucho que ofrecer, dijo Johnston en una entrevista.

“El mundo debe a los indígenas y a sí mismo una mayor atención a la sabiduría de su conocimiento tradicional”, agregó.

El principal objetivo de la cumbre es fortalecer la participación de las comunidades aborígenes en la conferencia de las partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se realizará en diciembre en Copenhague.

Allí, los gobiernos deben concebir un tratado obligatorio sucesor del Protocolo de Kyoto, que expirará en 2012, para reducir las emisiones de gases invernadero y crear un fondo de adaptación para ayudar a los países pobres.

La cumbre indígena concluirá con una declaración y un plan de acción, así como un llamado a los gobiernos para incluir plenamente a los pueblos originarios en el régimen que se adopte en la capital danesa.

Los pueblos indígenas no tienen ningún rol formal en las conversaciones climáticas, si bien han participado en la delegación de Bolivia en reuniones preparatorias, como la celebrada a comienzos de este mes en Bonn, Alemania.

Lo ideal es que los aborígenes tengan un papel asesor formal, como en el Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, señaló Tauli-Corpuz.

“Pero ningún gobierno ha estado dispuesto a presionar por esto”, sostuvo.

La Declaración de Anchorage será firmada por el mandatario Morales, de origen aymara, el presidente de la Asamblea General de la ONU, Miguel d'Escoto, y la parlamentaria danesa Juliane Henningsen, dijo Cochran.

Cuestiones como la reducción de la deforestación y la reforestación masiva pueden tener importantes impactos en las comunidades nativas y es vital que se reconozcan y respeten sus derechos en cualquier acuerdo final sobre clima, dijo Tauli-Corpuz.

Pero, advirtió Johnston, las discusiones entre gobiernos, en especial entre China y Estados Unidos, irán subiendo de tono y pueden marginar el esfuerzo indígena por tomar parte en el debate.
* Corresponsal de IPS.

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Indígenas del Ártico reclaman su derecho al frío
Stephen Leahy entrevista a MARY SIMON

Los aborígenes del Ártico quieren vivir en el frío glacial que forjó su cultura, hoy amenazado por el cambio climático, afirma en esta entrevista exclusiva con Tierramérica la canadiense Mary Simon.

Québec, Canadá, 22 dic (Tierramérica).- "Aterrador" es la palabra que mejor describe a un cazador perdido en hielos que cambian de forma o al dueño de una casa cuyos cimientos se hunden. Así describe la líder indígena canadiense Mary Simon la situación que vive hoy el pueblo inuit por el calentamiento global.

El cambio climático está modificando la ecología del Polo Norte y creando una crisis para 160.000 indígenas de la región, los inuits, que viven dispersos en las orillas del océano Ártico en Alaska, Canadá, Groenlandia, Noruega y Rusia. 

Esa es una zona demasiado fría para los árboles, y sólo algunas pasturas y pequeños arbustos consiguen vivir en los tres meses del verano boreal, con temperaturas medias de seis a ocho grados.

En la estación fría, que dura nueve meses, la tierra y el mar se congelan y se cubren de nieve. Como el sol no se eleva del horizonte en el invierno, la oscuridad reina las 24 horas del día, y la temperatura promedia los 30 grados bajo cero y llega a -60 grados en los días más fríos.

Así, en esas inhóspitas condiciones, los inuits han sobrevivido miles de años cazando focas, morsas, ballenas y caribúes. 

Antes habitaban viviendas de huesos de ballenas y bloques de pasto y tierra, o de nieve. Hoy residen en casas de madera fabricadas con materiales importados desde miles de kilómetros de distancia.

Pero su tierra de nieve y hielo se derrite mientras la temperatura se eleva dos o tres veces más rápido que en cualquier otra parte del mundo. 

"Vivimos de la tierra, cazando y pescando para obtener nuestro alimento, cada vez más difícil porque todo está cambiando", dijo Simon a Tierramérica.

Líder del pueblo inuit canadiense y ex embajadora de este país en Dinamarca, Simon nació en la aldea de Kangiqsualujjuaq, en el extremo norte de la oriental provincia de Québec. Tierramérica dialogó con ella en la ciudad homónima, la capital provincial.

TIERRAMÉRICA: ¿Cómo impacta el cambio climático en los inuits?

MARY SIMON: El rápido cambio climático en el Ártico afecta el permafrost (capa siempre congelada en los niveles superficiales del suelo) y por tanto a nuestras comunidades, que están construidas sobre él. Se acelera la erosión de nuestras costas, causando inundaciones y trayendo insectos que los inuits nunca habíamos visto.

Los pronósticos científicos para la región del Ártico son alarmantes. No, "alarmante" no es una palabra lo bastante fuerte. "Aterrador" describe mejor a un cazador perdido en hielos que cambian de forma o al dueño de una casa que se parte en dos cuando sus cimientos se hunden.

TIERRAMÉRICA: ¿Qué les diría a los líderes mundiales que deben aprobar en diciembre de 2009 un acuerdo climático que suceda al Protocolo de Kyoto y establezca reducciones a los gases de efecto invernadero que están causando el calentamiento?

MS: Ellos no lo vinculan con lo que ocurre en el Ártico. El cambio climático es primero y antes que nada una cuestión humana. Los inuits tenemos que vivir a diario con sus efectos. Vivimos de la tierra, cazando y pescando para obtener nuestro alimento, que se vuelve cada vez más difícil porque todo está cambiando. 

Tenemos que comprar más comida del sur (de Canadá) que es muy costosa, así que la gente se ve forzada a alimentarse con lo más barato, la comida chatarra. En nuestras tiendas rara vez hay productos frescos, y eso daña nuestra salud.

Para los inuits hablar del cambio climático implica una visión amplia e integral de las conexiones entre nuestro ambiente, nuestra política y nuestro bienestar social, económico y cultural.

TIERRAMÉRICA: ¿Qué se debe hacer en su opinión?

MS: Los parches superficiales no sirven. Necesitamos repensar la manera en que hacemos las cosas para depender menos de los combustibles fósiles. Necesitamos políticas interrelacionadas --energética, industrial, de transporte y urbana-- para depender radicalmente menos de los combustibles que emiten gases invernadero.

Necesitamos una acción real para adoptar los cortes requeridos de gases invernadero y necesitamos liderazgo.

TIERRAMÉRICA: ¿Qué debería hacer Canadá?

MS: Es esencial adoptar metas duras de reducción de emisiones, políticas nacionales respaldas por una asignación prioritaria del presupuesto federal. Las medidas sobre gases invernadero deben ser claras y controlables. La complejidad acarrea dos peligros. Primero, se corre el riesgo de desviar esfuerzos para intentar "engañar al sistema”, en vez de esforzarse en inversiones y tecnologías que reduzcan las emisiones. Segundo, se vuelve muy difícil sostener la confianza pública, aprender de nuestros errores y no perder de vista los objetivos principales.

TIERRAMÉRICA: ¿Cree usted que la gente del sur de Canadá, 99 por ciento de la población nacional, comprende lo que está ocurriendo en el norte?

MS: Ellos solo se enteran de nuestros problemas sociales, del alcoholismo y los suicidios juveniles. No saben que hay mucha gente que busca muy duramente una vida mejor, pero que hay tantos obstáculos. Por ejemplo, nuestra cultura no se enseña en el sistema educativo. Los niños todavía son castigados por hablar su propio idioma.

Y el cambio climático ni siquiera fue tema de campaña en las elecciones federales de octubre. Eso es simplemente escandaloso.

TIERRAMÉRICA: ¿Qué piensa sobre el interés y las promesas de inversiones en el Ártico que ha hecho el gobierno?

MS: El gobierno de (Stephen) Harper sólo habla de soberanía (reclamos territoriales) y extracción de recursos, no de la salud de las comunidades. En el norte hay una desesperada falta de viviendas, que lleva a vivir en el hacinamiento. Eso tiene repercusiones: a los niños no les va bien en la escuela porque tienen que dormir por turnos. Y han aparecido brotes de tuberculosis. 

Los costos de la vivienda son tres veces más altos y hay pocos empleos. Aunque el gobierno tiene un plan de viviendas sociales, son pocas, están mal construidas y no duran mucho. Para afirmar nuestra soberanía en el norte, se necesitan comunidades saludables.
* Corresponsal de IPS.

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Pueblo inuit acusa a EEUU por clima
Por Stephen Leahy

Los aborígenes del Ártico esperan que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dictamine que Estados Unidos, el principal emisor de CO2, amenaza su existencia.

BROOKLIN, Canadá, (Tierramérica).- Se trata de la primera demanda que vincula cambio climático con derechos de comunidades originarias.

El pueblo inuit de las regiones árticas se prepara para acusar a Estados Unidos por violar sus derechos humanos, sobre la base de que el cambio climático amenaza su ancestral estilo de vida.

El considerable aumento de las temperaturas en el Ártico ha causado dramáticas pérdidas de hielos marinos y derretimiento de permafrost (la capa de tierra que permanecía siempre congelada), con destrucción de edificios y carreteras, determinando la reubicación forzosa de aldeas inuit.

Un estudio científico internacional desarrollado durante cuatro años concluyó que osos polares (Thalarctos maritimus), morsas (Odobenus rosmarus) y varias especies de focas, todos animales de los que depende actualmente la supervivencia de los inuit, se extinguirán a mediados de este siglo si continúa el recalentamiento del planeta.

Por eso, la Conferencia Circumpolar Inuit (ICC son sus siglas en inglés), que representa a unas 155 mil personas de esa etnia en las regiones árticas de Canadá, Rusia, Groenlandia y Estados Unidos, presentará en los próximos meses una petición ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Su objetivo es conseguir que la comisión, una rama de la Organización de Estados Americanos, dictamine que Estados Unidos, principal emisor de gases invernadero con 29 por ciento del total, amenaza la existencia de los inuit.

“El cambio climático está acabando con nuestra cultura. Nuestra sabiduría tradicional para sobrevivir y prosperar en la tierra se vuelve inútil, porque todo cambia y cambia rápido", había explicado Sheila Watt-Cloutier, presidenta de la ICC, en una entrevista con Tierramérica el año pasado.

Los inuit apoyan el Protocolo de Kyoto sobre cambio climático, que entrará en vigor el 16 de este mes, porque es el único instrumento global disponible para reducir la emisión de gases que causan efecto invernadero, al retener calor en la atmósfera, pero "la reducción de emisiones deberá ir mucho más allá de Kyoto para ayudar a los pueblos árticos", indicó Watt-Cloutier.

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, retiró la firma de ese país del Protocolo de Kyoto en 2001, poco después de iniciar su primer mandato, con el argumento de que cumplir ese acuerdo sería perjudicial para la economía estadounidense.

"Es la responsabilidad de Estados Unidos, como mayor fuente de gases invernadero, adoptar de inmediato acciones para proteger los derechos de los inuit y de otros en el mundo", dijo a Tierramérica Martin Wagner, abogado administrador del programa internacional de Earthjustice, una organización no gubernamental (ONG) estadounidense que representa legalmente a los inuit.

El impacto del cambio climático en el Ártico está bien documentado, y Estados Unidos ha admitido oficialmente que emisiones causadas por el ser humano son en parte responsables del recalentamiento global. La devastación ambiental en las regiones árticas no es muy distinta de otros casos de represas, tala o derrames tóxicos en cursos de agua que fueron interpretados como violaciones de derechos humanos básicos, adujo.

Pero la Comisión Interamericana no es un tribunal ante el que se puedan presentar demandas propiamente dichas y se limita a formular recomendaciones.

“Si se reconoce que Estados Unidos violó los derechos de los inuit, la Comisión recomendará que ese país adopte medidas para poner fin al abuso”, pronosticó Donald Goldberg, abogado del Centro de Ley Ambiental Internacional, una ONG con sede en Washington que también brinda apoyo legal a esa etnia.

El organismo de la OEA no puede obligar a los Estados a cumplir sus recomendaciones, pero un dictamen que de la razón a los inuit facilitará la presentación de demandas contra Washington ante tribunales internacionales, o contra compañías de Estados Unidos en tribunales federales de ese país, señaló en una entrevista.

Sería la primera vez que la Comisión Interamericana o cualquier otro organismo considere una acusación relacionada con el cambio climático, comentó.

Pese a la urgencia asociada con el problema, los inuit actúan con gran cautela, y no presentarán su petición hasta fines de la primavera o comienzos del verano (boreales), tras lo cual la decisión puede tardar uno o más años, señaló el abogado.

"Los inuit buscan crear conciencia sobre el modo en que el cambio climático los daña, y esperan que otros grupos emprendan acciones similares", informó.

Millones de habitantes de zonas montañosas, islas poco elevadas sobre el nivel del mar, regiones costeras y otras áreas vulnerables al cambio climático afrontan graves amenazas, aseveró Goldberg.

En diciembre, el científico Myles R. Allen y el experto en leyes Richard Lord escribieron para el periódico especializado Nature que "los pleitos relacionados con emisiones de gases invernadero son cada vez más probables y ya han comenzado".

Ya es suficientemente sólida la evidencia científica disponible sobre el vínculo entre el cambio climático y fenómenos extremos como la oleada de calor de 2003 en Europa, que causó más de 14 mil muertes sólo en Francia, afirmaron.

Ocho estados estadounidenses y el gobierno de la ciudad de Nueva York ya presentaron en Estados Unidos una demanda contra cinco compañías generadoras de energía de ese país, por su contribución al cambio climático.

Una coalición de ONG ambientalistas estadounidenses anunció el 5 de diciembre que demandará a la Agencia de Protección Ambiental de su país por su sistemática inacción contra el cambio climático.

Con independencia de los debates jurídicos, Watt-Cloutier quiere que los estadounidenses comprendan que "lo que hacen a diario (por ejemplo, al consumir gran cantidad de combustibles fósiles que emiten gases invernadero) tiene impacto directo en un pueblo, una cultura y un estilo de vida".
* Colaborador de Tierramérica.

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