¿Hacia una nación mapuche en Chile?









Rodrigo Bustamante
Santiago de Chile

El conflicto entre la comunidad mapuche de Chile y el gobierno de Michelle Bachelet, agravado por la muerte de un activista indígena hace dos semanas, ha dado nuevo impulso a un viejo anhelo de este pueblo originario: el de la creación de una nación independiente.

El sur de Chile ha sido el hogar ancestral de los mapuches.

Un influyente líder mapuche se sumó a los reclamos de autonomía que ha mantenido históricamente una franja del movimiento indígena.
Aucán Huilcamán, vocero del Consejo de Todas las Tierras, propuso durante un programa televisivo dominical la creación de un “autogobierno” en el sur del país, como solución al conflicto generado por lo que considera una usurpación de terrenos ancestrales por parte de empresas forestales e hidroeléctricas.
“Del Bío Bío al sur puede haber un sitio posible donde se conviva en una armonía jurídica propia de un régimen autonómico”, planteó.
Sin embargo, muchos expertos cuestionan la capacidad del grupo autóctono más grande del país para organizarse políticamente.
“Hay problemas endógenos dentro de la cultura mapuche que les ha complicado los intentos de generar una organización que sea más o menos el espejo de lo que es el Estado”, dijo a BBC Mundo el sociólogo Miguel Urrutia, de la Universidad Católica de Chile.
Sin embargo Urrutia considera válido el reclamo autonómico de los indígenas, no sólo por su “peso histórico” sino también por el “peso demográfico” de la comunidad, que según datos extraoficiales representaría casi el 10% de la población chilena.
Primer partido mapuche
Uno de los que mejor conoce las dificultades para organizar políticamente al pueblo mapuche es Gustavo Quilaqueo, impulsor y presidente de la primera agrupación política de esa comunidad, el Partido Nacionalista Mapuche o Wallmapuwen.
En septiembre el partido comenzará a recolectar las cinco mil firmas que necesita para legalizarse.
En diálogo con BBC Mundo Quilaqueo admitió que su iniciativa sólo cuenta con el respaldo de la minoría de los mapuches, ya que estimó que cerca del 90% del pueblo tradicionalmente no ha acompañado las propuestas políticas que han surgido.
Otras dificultades que enumeró incluyen la “falta de espacio” que da a los nuevos movimientos políticos el Estado chileno, y la enorme diversidad del pueblo mapuche, que se divide entre el campo y la ciudad.
Más allá de aceptar que el proceso es largo y complicado, Quilaqueo no duda de que la vía política es la única que puede ofrecer una solución al conflicto entre el pueblo mapuche y las autoridades.
No obstante, para el líder político la respuesta no es el autogobierno, que considera una solución “reduccionista”.
“Nosotros creemos que los problemas de los mapuches se deben abordar en el contexto del Estado chileno”, afirmó.
Interlocutores
Mientras el pueblo mapuche continúa su desarrollo político, lo que han ido surgiendo son organizaciones sociales que actúan como interlocutoras de la comunidad.
La Alianza Territorial Mapuche, que agrupa a cerca de 60 comunidades, se ha convertido en las últimas semanas en uno de los principales referentes de esa sociedad.
Este lunes, la organización reclamó la presencia de la presidenta Bachelet en la región de la Arauncanía, donde se ha centrado el reclamo indígena.
La vocera del gobierno, Carolina Tohá, no confirmó ni descartó una posible visita de la mandataria.
Según Miguel Urrutia, grupos como la Alianza Territorial Mapuche, que están organizados según la tradición indígena, ofrecen una alternativa política para esta comunidad, y serán la vía a través de la cual se deberá buscar una solución al conflicto territorial.

Santiago de Chile

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