Carroñeros con corbata






ESCRITO POR FUSIÓN   

Entre los animales, cuando uno está herido o mal herido, los demás le acaban abandonando y aparecen los carroñeros, los que le rematan o esperan a que muera para darse el festín. Es un comportamiento basado en la supervivencia de las especies y en el instinto. Nada más.
En el reino humano sucede algo parecido, pero aderezado con esa saña especial que caracteriza al ser humano, que le conduce a no conformarse con destruir al otro, sino que necesita que no quede nada de él, que su degradación psíquica sea incluso mayor que su destrucción física.
En lo puramente instintivo no existe maldad. En lo que es más mental, más preconcebido, y además acompañado con una mezcla de sentimientos y estados emocionales, la maldad puede llegar a límites increíbles y puede convertir a seres humanos en monstruos de una degradación inconcebible.
El ser humano es un proyecto que aún está en fase de desarrollo, y aún le queda mucho. Se comenzó a despegar del animal, del primate, cuando se puso de pie por necesidades de supervivencia. Ese hecho cambió su morfología y dio lugar al desarrollo progresivo del cerebro hasta llegar a lo que hoy es.
La evolución, en el aspecto físico,  desde el animal, está bastante avanzada, pero la evolución mental, la superación de lo puramente instintivo,  no.
El desarrollo del cerebro activó nuevos centros, en realidad fue al revés, y propició el despertar a nuevas sensaciones, percepciones y, como consecuencia, necesidades. Pero eso no implicó que el instinto depredador, que la necesidad de dominar y someter fuera superada. Es evidente que no es así.
Pero si a eso le añadimos una mente con capacidad para tomar decisiones, para razonar y “pensar” los pasos a dar, entonces tenemos una mezcla explosiva. Y eso es lo que existe en la humanidad actual. Lo más salvaje del animal y lo más exquisito del humano se mezcla y convive en este planeta.
Y eso es así porque la humanidad está en tránsito hacia un objetivo, hacia una nueva dimensión donde el ser humano sea la expresión del Sueño de su Creador y donde el recuerdo de la etapa post-animal sea sólo una imagen de un tiempo que fue inevitable, pero que ya pasó.
En cualquier caso, cuesta asistir día a día al espectáculo de ver a seres humanos convertidos en sádicos asesinos, en depredadores sin control, en bestias poseídas por su ansia de poder o, simplemente, en zombis controlados por mentes oscuras para que les hagan el trabajo sucio. Existen en todos los estratos sociales, pero los más repugnantes y peligrosos son los que llevan los ropajes de hombres de bien, los que se camuflan entre la élite, los que son considerados, además, señores.
Son los “carroñeros con corbata”, los que desprecian la vida y sólo valoran el poder. Son los grandes enfermos de esta humanidad y los que siembran a su paso odio, dolor y muerte. Pero su misma enfermedad les ciega y no pueden ver que su tiempo se acaba. La humanidad tiene que continuar hacia su objetivo. Y lo hará. Nadie ni nada lo podrá impedir. En realidad ya lo está haciendo, aunque no sean muchos los que son conscientes de ello.
Una vez más, y van varias, se realizará un corte, un punto y aparte. Algo muy anunciado, pero muy poco escuchado.
El platillo de la balanza donde están los que sufren las consecuencias de la ambición de unos pocos, está ya en su máxima inclinación. El nivel de sufrimiento de los que viven la injusticia, el hambre, la enfermedad, el abandono, etc. ha llegado al máximo tolerable, y al hacerlo abre el tiempo de la Justicia Superior. Y ésta es inapelable.
Los “carroñeros con corbata” apuran sus últimos festines. Luego vivirán las consecuencias de lo que sembraron. Es la ley.
El que mantenga viva y pura su semilla interior como humano, y a la vez como proyecto divino que es, seguirá su desarrollo, su evolución, que ya será en los dominios de la mente. Nada se pierde, nada se para, nada se detiene.
Es cada uno, desde su libertad, el que decide dónde estar. Y así es como debe de ser, porque el pasado y el presente sólo son páginas de un libro que se llama “El Sueño”  y que día a día, ciclo a ciclo, se va escribiendo.
Sólo que no existen páginas en blanco, también el futuro está escrito en ese Libro.
Y ahora estamos a punto de cerrar un capítulo y abrir otro.
Para caminar por el futuro escrito hay que saber caminar por el presente.
Y el futuro escrito habla de una humanidad unida, en la cual no tienen cabida los “carroñeros”.
Así es y así será, porque la Vida es la expresión del Sueño de un Soñador, y nada ni nadie podrá desviarlo de su objetivo.

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