El Gobierno de Piñera y su privada mirada de ver la sociedad








Por: Patricio Segura

 
Es conocido el problema ideológico que este Gobierno tiene con todo lo que huela a público. Durante dos décadas luchó contra los intentos de la Concertación, algunos serios, otros sólo para la galería, por buscar soluciones de interés colectivo donde el mercado sólo propende a la desigualdad ambiental y social.
Por eso, muchos tenemos claridad respecto de que en las diversas circunstancias, en que se enfrenten las miradas de entregar soluciones desde lo público versus desde lo privado y el mercado, el Gobierno de Sebastián Piñera optará, matices más, matices menos, por traspasar roles y funciones al emprendimiento particular.
Así lo podemos ver en distintos momentos. Como el consabido interés privatizador de las empresas públicas sanitarias, que aunque con resistencia de una parte importante de la ciudadanía, aún no hay una voz clara y potente de la oposición para rechazar tal idea.
Son diversos los motivos que se esgrimen para dejar todo en manos de privados, que más que un sector en particular, a estas alturas puede ser cualquiera, incluso usted o yo.
La excusa más esgrimida durante la Dictadura de Pinochet fue lo mal que son administradas las empresas en manos de funcionarios del Estado, por el entendimiento que personas que dirigen los destinos de lo que en la práctica no les pertenece, a fin de cuentas les da lo mismo lo que pase con ellas. Esto es cierto solo en parte, considerando que existen muchos profesionales interesados en desarrollar una carrera y están disponibles para hacer un buen trabajo en el sector público.
La segunda es más ideológica. Se afirma en la máxima principal de la economía de mercado, que es la competencia. Se dice que en las empresas públicas, al no tener que competir, ya que su interés no sería el lucro sino en muchos casos el bien común, no tienen el incentivo básico de vender más que el resto. En esto, se sigue la lógica del mercado, de que la competencia, y no necesariamente la cooperación y la colaboración, son el sino de la sociedad.
Ahí tenemos una gran diferencia de miradas. Y esto no es técnico, no es de más o menos información, es de visiones distintas de sociedad. Y eso debemos tenerlo en claro.
Por eso, algunos estamos abogando por un parque público para Coyhaique. Un parque público y gratuito para los coyhaiquinos. No en oposición a los diversos parques privados que se quieran desarrollar, y cuyos impulsores tienen el legítimo derecho de querer llevar adelante. Reitero, no en oposición sino más bien como complementación.
Demás está decir que a pesar de la mirada que pueda tener el actual Gobierno, que vibra por lo privado porque considera que toda iniciativa tiene que ser económicamente rentable para poder mantenerse en el tiempo, los ciudadanos seguiremos abogando ya no sólo por un parque público, sino por espacios públicos, playas públicas, escuelas públicas, salud pública, y toda iniciativa que le quite un poco de terreno a las rejas del dinero que se le quiere poner a la vida social.
Así lo hemos hecho en distintas instancias y ocasiones, en que lo que es de todos está a disposición de todos.
Nos gustaría que muchos pensaran así, que muchos pensaran y trabajaran igual, porque sería más fácil avanzar en ello. ¿Pero quién dijo que todos debemos soñar de la misma forma?
Lo que sí tenemos claro, es que nuestro sueño, por lo menos, es éste.

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