Otro duro revés a la gran minería en Costa Rica





Nunca más


El 10 de febrero se publicó en el diario oficial costarricense, La Gaceta, la “Ley para declarar a Costa Rica País Libre de Minería Metálica a Cielo Abierto”. El movimiento ambientalista de ese país celebra un nuevo triunfo contra la minería transnacional.
Es que en noviembre de 2010 la Justicia de Costa Rica había anulado el acto de aprobación del estudio de impacto ambiental del proyecto minero “Crucitas”, porque había serias irregularidades, y un decreto presidencial que le otorgaba al emprendimiento la calidad de “utilidad pública”.
Se trataba de un proyecto minero aurífero programado para construirse en Crucitas de San Carlos, en la región Huetar Norte de Costa Rica, a unos tres kilómetros del río San Juan, fronterizo con Nicaragua.
El movimiento ambientalista y comunitario costarricense da ahora un nuevo paso y desde la semana pasada es oficial la prohibición a la minería metálica a cielo abierto. En diálogo con Radio Mundo Real, el activista Isaac Rojas, de COECOCEIBA – Amigos de la Tierra Costa Rica, no escondió su alegría por el “inmenso logro” contra “una de las actividades más contaminantes y destructivas que existen en el mundo”.
El ambientalista es el coordinador del Programa de Bosques y Biodiversidad de Amigos de la Tierra Internacional. Destacó que la actual ley de su país es resultado de la lucha del movimiento ecologista y comunitario por cerca de 20 años, que en 2010 tuvo puntos muy fuertes con dos marchas de 170 kilómetros y huelgas de hambre para presionar al sector político.
Rojas contó algunas experiencias “tristes” de la minería metálica en Costa Rica y mostró satisfacción porque la norma ahora publicada oficialmente “le termina de cerrar el camino al proyecto minero Crucitas”.
El integrante de COECOCEIBA manifestó que los proyectos de minería metálica en la región están controlados principalmente por grandes empresas transnacionales, la mayoría de las veces de origen canadiense.
Entre los peligros e impactos negativos de esta industria, Rojas destacó la utilización de cianuro en la minería de oro, la contaminación de ríos en zonas donde hay proyectos, la eliminación de bosques y biodiversidad en general. Habló de los impactos culturales de los emprendimientos ubicados en zonas donde hay comunidades indígenas o campesinas con actividades agrícolas y de pastoreo, por ejemplo. Mencionó además la violencia contra las comunidades locales, el crecimiento de actividades como la prostitución, del alcoholismo, y la aparición de enfermedades diversas.
“La historia de la actividad minera en nuestro continente, en Asia y en África, va de la mano de la historia de muerte (asesinatos) de dirigentes sociales, comunitarios”, se lamentó Rojas. “De un momento a otro ese gran auge económico (por los proyectos mineros), como lo presentan los distintos gobiernos, y la enorme cantidad de empleos, según declaraciones oficiales, desaparecen”, agregó.

Foto: http://www.flickr.com/photos/227465...

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