La seguridad mundial en peligro, el miedo a la energía nuclear





Le Grand Soir

«El problema actual no es la energía atómica, sino el corazón de los hombres»
(Albert Einstein)


Durante dos días se ha celebrado en Seúl una Cumbre sobre seguridad y prevención de la proliferación de la energía nuclear. Han participado 53 países, entre ellos Argelia. Un pequeño recordatorio de qué es la energía nuclear:

La industria nuclear nació en 1942 del famoso experimento de Enrico Fermi, que consiguió producir una reacción nuclear con la fisión de un núcleo de uranio bombardeado por neutrones. Rápidamente Estados Unidos inició un programa militar de alto secreto denominado «Proyecto Manhattan», cuyo objetivo era poner a punto la primera bomba atómica del mundo. El 16 de julio de 1945, Estados Unidos probó su bomba en el desierto de Nuevo México. En esa fecha la Segunda Guerra Mundial había acabado en Europa, pero no en Asia. Estados Unidos decidió lanzar bombas atómicas sobre Japón. El 6 de agosto de 1945, una bomba atómica destruyó la ciudad de Hiroshima. Tres días después cayó otra bomba sobre la ciudad de Nagasaki. 200.000 personas perdieron la vida.
Desde 1945, otros ocho países se han dotado de armas nucleares (Gran Bretaña, Francia, Rusia, china, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte). 31 han construido centrales nucleares (en total 439 reactores nucleares en todo el mundo). El 27 de junio de 1954, la primera central nuclear civil se conectó a la red eléctrica en la URSS, con una capacidad de producción de electricidad de 5 megavatios. El 7 de enero de 1956 se conectó la central nuclear de Sellafield, en el Reino Unido. Finalmente, el reactor nuclear de Shippingport, en Estados Unidos, se conectó en 1957. En Francia, la primera central nuclear fue la de Chinon.

Los entresijos de la creación del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP)
Para la historia, como lo recuerda Olivier Zajec: «La idea del Tratado de No proliferación Nuclear arraigó en los años 50 cuando ya tres países (Estados Unidos, Rusia y el Reino Unido) tenían la bomba atómica (…) Desde principios de los años 50 Estados Unidos empujaba hacia un «confinamiento» diplomático del control estatal de la bomba atómica. En esa lógica, el Presidente Dwight Eisenhower propuso, el 8 de diciembre de 1953 ante la Asamblea General de la Organización General de las Naciones Unidas (ONU), la creación de una agencia encargada de controlar el uso de los materiales nucleares. Para favorecer la paz mundial (y mantener sus estatutos respectivos), las demás potencias nucleares, o que se iban a convertir en tales, echaron sus cuentas rápidamente: también estaban interesadas en que un organismo reconociera sus progresos y detuviera la «democratización» a largo plazo de una herramienta de poder más que discriminadora. Así pues, la empresa no carecía de aliados objetivos (1).
Después de acalorados debates, finalmente la ONU creó la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) en octubre de 1956. Su verdadera misión consiste, según el artículo 3.5 de su carta, en «garantizar que los productos especiales de fisión y otras materias, los servicios, el equipamiento, las instalaciones y los informes entregados por la agencia, a su demanda o bajo su dirección o su control, no se utilicen para servir a fines militares». A cambio, explica el artículo 3.1, la Agencia se compromete a «fomentar y facilitar en todo el mundo el desarrollo y la utilización práctica de la energía atómica con fines pacíficos y la investigación en ese ámbito» (1).
«(…) Tres grandes dificultades fragilizan el tratado: por una parte la frontera cada vez más porosa entre la tecnología civil y la militar; por otro lado, el carácter declaratorio del proceso de control (los Estados informan a la AIEA de las instalaciones que puede visitar, pero pueden ocultar algunas), así como la indefinición real de las «pruebas» de las faltas potenciales; finalmente, la posibilidad de algunos ENDAN (Estados no dotados de armas nucleares, N. de T.) vinculados por el Tratado de continuar actuando para llegar al «umbral» nuclear o más allá, a lo largo de una secuencia firma-ratificación-aplicación que puede conllevar una prolongación». El autor concluye citando los puntos negros siempre actuales: «El principal punto negro a señalar es la ascensión atómica de los hermanos-enemigos del sur de Asia, India y Pakistán, convertidos en potencias nucleares militares en 1974 y 1985 respectivamente y no signatarios del TNP (…) Israel constituye el otro gran fracaso, el más problemático de la lista de los no firmantes, porque va acompañado de las circunstancias agravantes de una negación oficial de la realidad (al contrario que Pakistán La India) y de un apoyo impávido de Estados Unidos que parece no saber nada de lo que se oculta tras la fachada de Tel Aviv (…) El caso de Irán parece más claro: país signatario del tratado, estaría violando sus compromisos con su aparente búsqueda de la obtención de armas nucleares; en materia de garantías nadie, ni China ni Rusia, pueden reivindicar una influencia eficaz sobre la opción de ese país. Corea del Norte, por su parte, presenta un caso igualmente grave porque, al contrario que Irán, se retiró del Tratado en 2003. Por otra parte sus progresos, aunque tardíos, llevan mucho tiempo beneficiándose de una cierta benevolencia por parte de China (1).

Los países nuclearizados
El principio básico del TNP se basa en la discriminación que existe entre los Estados dotados de armas nucleares (EDAN) que hicieron explotar un artefacto nuclear antes del 1 de enero de 1967 y los demás Estados, que no poseen armas nucleares (ENDAN): los primeros (Estados Unidos, la URSS, el Reino Unido, Francia y China), que además son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, al firmar el Tratado se comprometen a no ayudar a otros países a conseguir armas nucleares; los segundos se comprometen a no fabricar armas nucleares ni intentar adquirirlas. (…) El TNP estableció una discriminación intrínseca entre los EDAN y los ENDAN, apenas compensada por las contrapartidas acordadas por los cinco EDAN, como la posibilidad de que los ENDAN puedan desarrollar aplicaciones nucleares pacíficas o su compromiso de reducir los arsenales nucleares y favorecer un desarme total (2).

Los casos del Corea del Sur e Irán
Entre bambalinas, la Cumbre de Seúl estuvo dominada por el proyecto del lanzamiento de un cohete por parte de Corea del Norte, así como por la crisis que enfrenta a los países occidentales con Irán a propósito del programa nuclear de Teherán. En este momento existen tres grandes categorías de países. Tenemos los cinco países del Consejo de Seguridad que disponen de un arsenal impresionante perfeccionado con ojivas nucleares, que no están controlados por la AIEA como lo prevé la propia Agencia. Se trata Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia.
Una segunda categoría de países que tienen armas nucleares de los que algunos, como Israel, no han firmado el TNP y poseen cientos de bombas. También es el caso de La India y Pakistán, que desarrollan al mismo tiempo, sin problema, un programa nuclear civil y otro militar. Una tercera clase está constituida por los países que controlan la energía nuclear civil pero no han desarrollado tecnológicas militares, aunque podrían hacerlo rápidamente, es el caso de Alemania y Japón. También están los que en teoría disponen de reactores nucleares civiles (España, Italia, Finlandia, Suecia, Suiza y Bélgica) y los antiguos países del Este, sospechosos de no vigilar suficientemente su uranio que corre el riesgo de ser «subutilizado» por los terroristas islámicos.
Finalmente tenemos dos países apestados. En primer lugar Corea del Norte, que dispondría de la bomba atómica y reactores nucleares y que pretende lanzar un cohete con un satélite el 12 de abril, día del centenario de Kim Il Song, padre del comunismo coreano. Corea del Norte no renunciará «nunca» al derecho de lanzar un «satélite pacífico», declaró el martes la agencia oficial norcoreana KCNA. Corea del Norte señala que ha invitado a la NASA estadounidense a enviar a sus expertos (al lugar del lanzamiento) «con el fin de que puedan comprobar con sus propios ojos la naturaleza pacífica de nuestro lanzamiento del satélite» Después está Irán, que ha conseguido poner en marcha, con mucho esfuerzo y desafiando todos los obstáculos, la central de Buscheer y desea enriquecer su propio uranio, lo que quieren prohibirle los países occidentales e Israel.
A principios de enero, la AIEA anunció que Irán había comenzado su controvertida producción de uranio enriquecido al 20% en la central de Fordo, enterrada bajo una montaña y difícil de atacar (…) Más allá del 20% de enriquecimiento, el uranio se puede utilizar para fabricar bombas. Irán, signatario del TNP, ha soportado cientos de controles de la AIEA. Irán afirma siempre que su programa nuclear es pacífico. Hace unas semanas se pensaba que estábamos al borde de un ataque por parte de Israel que, respaldado por Estados Unidos, pensaba castigar a Irán bombardeándole. Por otra parte parece que casi dos tercios de los israelíes judíos consideran que un ataque a Irán sería menos peligroso que dejar que la República Islámica consiga armas nucleares, según una encuesta publicada el lunes en el diario Haaretz. Alrededor del 65% de las personas encuestadas está de acuerdo con la hipótesis de que el precio que tendría que pagar Israel por vivir con un Irán nuclear es más importante que el de las eventuales represalias posteriores a un ataque israelí a las instalaciones nucleares iraníes. La encuesta fue realizada por el profesor Camille Fuchs para el «Jerusalem Center for Public Affairs», con AFP.
Meir Dagan, exjefe del Mossad, el servicio de inteligencia israelí, de momento declara su oposición a atacar las centrales nucleares iraníes en una entrevista en una televisión estadounidense. «Atacar a Irán antes de pensar en todas las demás posibilidades no es viable», declaró Dagan en la entrevista concedida al canal CBS que se transmitirá íntegramente el domingo. Barack Obama «ha dicho con claridad que la opción militar es inviable y que no dejará que Irán consiga armas nucleares, y por experiencia tengo confianza en el presidente de Estados Unidos», añadió Dagan (3).
Los resultados de la Cumbre
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, declaró el martes 27 de marzo que la seguridad del mundo dependería de las acciones que se decidiesen en la Cumbre de la Energía Nuclear que se celebraba en Seúl con la presencia de representantes de 53 países. «La seguridad mundial depende de las acciones que emprendamos» aquí, declaró Obama, «se ha logrado mucho» desde la cumbre inaugural que se celebró en Washington en 2010, citando el refuerzo de la seguridad en las centrales nucleares y la eliminación o la puesta en seguridad de materiales peligrosos. «Eso debe animarnos, no incitarnos a la autosatisfacción. Debe reforzar nuestra voluntad de seguir actuando sobre estos asuntos», añadió. «Creo que todos entendemos que ningún país puede actuar solo. Es indiscutible que la amenaza persiste. Todavía hay muchas personas malintencionadas a la búsqueda de esos materiales peligrosos, de los que una parte sigue vulnerable en muchos lugares. No haría falta muchos -solo un poco de esos materiales- para matar a cientos de miles de personas inocentes».
El presidente Chino, Hu Jintao, también mencionó los progresos conseguidos desde 2010, pero señaló que la situación sigue siendo «grave» Su país va a reforzar la cooperación con la AIEA y ayudará a los países que lo deseen a adaptar sus reactores que funcionan con uranio altamente enriquecido (UHE) al uranio poco enriquecido (UFE).
El presidente surcoreano recordó que 1.600 toneladas de UHE y 500 toneladas de plutonio –con las que se pueden fabricar más de cien mil artefactos atómicos- todavía están almacenadas, a veces en condiciones de seguridad discutibles, en las repúblicas de la antigua Unión soviética o en otros sitios del mundo (4).
Después de reafirmar los «objetivos comunes de desarme nuclear, de no proliferación nuclear y de utilización pacífica de la energía nuclear» formulados en la primera cumbre, en 2010 en Washington, se emitió una serie de recomendaciones en diferentes ámbitos llegando a la consolidación de «la arquitectura de la seguridad nuclear global» por medio de textos como la Convención de 2005 sobre la represión de los actos de terrorismo nuclear y la enmienda de la Convención sobre la protección física de los materiales nucleares (Cppnm) en la lucha contra el tráfico nuclear ilegal e incluso la cooperación internacional.
El papel de la AIEA se ha fortalecido. Se pide a los países que utilicen más a menudo sus servicios, que se ajusten a sus marcos reguladores e incrementen las contribuciones económicas que le aportan. Como se anunció antes de la apertura de la Cumbre, las cuestiones nucleares de Corea del Norte e Irán no fueron objeto de discusiones en sesión plenaria, sino únicamente en las conversaciones bilaterales (5).
En definitiva, la seguridad mundial no necesita «sermoneadores», sino vigilantes bien despiertos. En efecto, los países nuclearizados pretenden, por medio del control del uranio y el plutonio almacenados, controlar el tema nuclear, tanto civil como militar, en todo el mundo. Los países que poseen la bomba atómica y los que están a punto de conseguirla sin ninguna duda serán los que decidirán en el futuro. Todo les estará permitido, la AIEA no podrá controlarlos. Además, y esto es lo más grave, una variante de la bomba –a medio camino entre la bomba atómica y las armas convencionales, a saber el arsenal de bombas de uranio empobrecido-, constituye un desafío a la conciencia humana.
Esta arma es capaz de atravesar los blindajes más resistentes y sobre todo constituye un vector de proliferación radiactiva que produce todas las enfermedades posibles e imaginables (cáncer, leucemia, quemaduras, malformaciones…). Lo hemos visto en Irak y en otros lugares. ¿Quién controlará a los controladores? Decididamente la humanidad no camina hacia la paz a pesar de todas las declaraciones empalagosas. Así va el mundo. Nietzsche dijo: «Perecerán los débiles y los fracasados». ¿Tendrá razón?

Notas



(3) Un exjefe de los servicios de inteligencia israelíes se opone a un ataque a Irán. AFP, 9 de marzo de 2012.

(4) « Obama juge que la sécurité du monde se joue au sommet du nucléaire» , Le Monde.fr, 27 de marzo de 2012.

(5) Philippe Mesmer: Le sommet s’achève sur des progres limités. Le Monde.fr, 27 de marzo de 2012.

Fotos: nucleares.es - rafapasta.blogspot.com/ - es.paperblog.com/ miedo-nuclear-477511
Chems Eddine Chitour es profesor de la Escuela Politécnica Superior de Argel. Traducido para Rebelión por Caty R.
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España: Piden información sobre el destino de los residuos de la central de Garoña

La inclusión en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de una partida de 100 millones de euros para el tratamiento de residuos radiactivos en Garoña ha provocado que Izquierda Mirandesa (IM) reclame información sobre qué trabajos se realizan en la planta burgalesa.
Ante las informaciones publicadas respecto a que el Gobierno español, a través de los Presupuestos Generales del Estado (PGE), ha concedido a Enresa 100 millones de euros para el almacenamiento de los residuos radiactivos de Garoña, Izquierda Mirandesa (IM) reclamó información sobre la veracidad de las mismas y para que, si se confirman, «se especifique con transparencia en qué y cómo se va a invertir tal montón de dinero público».
Varios medios de comunicación de Castilla y León publicaron el miércoles que esta comunidad era la tercera del Estado que más inversiones recibiría en 2012, un 12,5% de total, detrás de Galicia y Andalucía. En el listado de obras se cita que «la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos, Enresa, destinará en 2012 cien millones de euros al Sistema de Almacenamiento de la central de Garoña». Antes estos datos, IM considera que «se tiran por tierra todas las argumentaciones de lo barato que es la energía nuclear, lo que nos ratifica, una vez más, y otros motivos aparte, en pedir el inmediato cierre de la central, ya que esta forma de funcionar no es otra que la pura estafa: unos se llevan los beneficios y los contribuyentes cargan con los perjuicios y gastos que ocasiona».
«Que dejen de producir residuos o que los paguen de su bolsillo», añadió.
El almacenamiento de los residuos que provocan las centrales nucleares españolas se ha convertido en un grave problema, ya que el centro de El Cabril (Córdoba) solo puede albergar desechos de baja y media actividad. Cada central tiene que guardar sus desechos en piscinas dentro de sus instalaciones. El Gobierno español tiene previsto construir un almacén centralizado en Cuenca con un presupuesto de 700 millones de euros.

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