Los hippies y el amor libre

Coral Herrera Gómez

En el siglo XX, surgió en la década de los 70 el movimiento hippie en Estados Unidos, que se convirtió en una subcultura cuyos principios aún son seguidos hoy en día con diferentes grados de intensidad. Aún quedan comunidades en aldeas remotas de hippies auténticos (por ejemplo, en la Alpujarra granadina o en los pueblos de la costa gaditana), pero como sucede con casi todos los movimientos colectivos, hoy en día pervive en nuestras sociedades mayormente en el mundo de la moda y la estética. A pesar de ello, el impacto de esta cultura alternativa fue enorme y tuvo unas consecuencias visibles, porque es el marco en el cual se desató la revolución sexual [que supuso el amor libre]

La cultura hippie era profundamente pacifista y ecologista, porque hicieron del amor su máxima vital: “vivimos en un mundo en el que nos escondemos para hacer el amor… pero la violencia se practica a plena luz del día” (John Lennon). Los y las hippies destacaron la necesidad de relacionarse amorosamente con la tierra, sus recursos, sus habitantes. Indisolublemente unido a este concepto sobre el amor universal, estaba el concepto de libertad. Los hippies rechazaban el poder, las jerarquías, la dominación y la autoridad., y proponían relaciones igualitarias, libres y armoniosas entre los seres humanos. Despojaron al erotismo y a la pasión de su afán posesivo y exclusivista, de su indisolubilidad, y sobre todo la desproveyeron de su dimensión económica y social. El amor era una forma de transcendencia y espiritualidad, la entendían como la fuerza que guió a Cristo en su intento rebelde de acabar con las injusticias de los poderosos y la desigualdad económica.

Los hippies detestaban las clases sociales, la moral sexual burguesa, las relaciones basadas en la propiedad privada y poseían un estilo de vida hedonista cuya máxima era el carpe diem. Rechazaban la violencia y por ello la lucha armada; su discurso no estaba lleno de rabia, sino de amor. Creían que para cambiar el mundo primero debíamos cambiar los humanos, conocernos mejor a nosotros mismos, trabajarnos las miserias humanas, y hacer felices a los demás, de modo que cuando se reunían era para celebrar que estaban vivos.. Es cierto que el movimiento hippie organizó numerosas protestas contra la guerra de Vietnam, pero también se reunieron para desnudarse, bailar, cantar y probar drogas psicotrópicas; en este sentido es un movimiento cultural que se asimila al romanticismo pro su afán escapista. En los grandes festivales practicaban nudismo, escuchaban música y se relacionaban amorosa y libremente entre sí, provocando un escándalo social en la puritana sociedad estadunidense.

El movimiento hippie era idealista porque creía que la paz mundial, la igualdad económica, el fin de las jerarquías y el triunfo del amor libre eran posibles. Exportó a Occidente la filosofía oriental y las formas de espiritualidad de hindúes y budistas, poco conocidas hasta entonces. Su punto de referencia fue la India, y de allí exportaron a Occidente sus prácticas religiosas, el yoga y la meditación trascendental, la música, los símbolos y sobre todo, la filosofía de la no violencia budista.  El movimiento hippie tuvo tal auge que provocó el fenómeno conocidos como la revolución de mayo del 68.
A pesar de que los teóricos no se ponen de acuerdo sobre el impacto real en la sociedad de este movimiento, lo que es indudablemente es que el hipismo fue uno de los primeros fenómenos mediáticos que triunfaron por su visibilidad. Los Beatles surgieron en este contexto como el primer grupo de pop masivo que vendió millones de discos y recorrió el mundo entero; sus canciones son mundialmente famosas y dejaron una huella profunda en unas cuantas generaciones. John Lennon fe uno de los máximos representantes del hippismo occidental, y su asesinato conmocionó al mundo entero.

Desde los 70 hasta la actualidad, la generación hippie se aburguesó y dejó paso a las nuevas generaciones para que acometieran la tarea de cambiar el mundo. Digamos que muchos de aquellos jóvenes que entonces cantaban a la libertad y que propiciaron el fin de los regímenes autoritarios, como ocurrió en España, se acomodaron tras la llegada de la democracia y lograron disfrutar del aumento en el nivel de vida, dejando atrás su espíritu combativo, pero continuando su filosofía hedonista.


Texto extraído del libro: 'La construcción sociocultural del amor romántico'. Imagen: memoriasdeunaingenua.blogspot.com

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