Agua, responsabilidad de todos


Cira Rodríguez César (PL)

Cálculos de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) señalan que la agricultura se enfrenta a retos complejos de aquí al 2050 para alimentar a una población que alcanzará nueve mil millones de personas.

Los seres humanos pueden sobrevivir con unos pocos sorbos de agua al día, pero la que comemos diariamente a través de los alimentos consumidos es mucha más: basta pensar en los 15 mil litros necesarios para producir un kilo de carne.
Por ello, con una población creciente que cambia cada vez más su dieta hacia productos "hambrientos de agua", debe hacerse todo lo posible para mejorar la forma de utilizar y aprovechar al máximo unos recursos hídricos limitados.
Al final del siglo XX, la agricultura empleaba como promedio el 70 por ciento de toda el agua utilizada en el mundo, y la FAO estima que el agua destinada al riego aumentará en el 14 por ciento para 2030.
Aunque ese incremento es muy inferior al registrado en los años noventas, según las proyecciones la escasez del preciado líquido será cada vez mayor en algunas regiones, lo que limitará la producción local de comida.
Una certeza es que se necesitará más agua para producir el 60 por ciento de los alimentos adicionales que se calculan para satisfacer las mínimas necesidades de comida de nueve mil millones de habitantes.
Ante ese preocupante panorama la labor de la FAO en el agua se centra en un uso óptimo, más eficiente, equitativo y respetuoso con el medio ambiente en la agricultura.
Para ello ha de producirse más alimentos con menos volúmenes de ese líquido, crear condiciones en las comunidades agrícolas para afrontar inundaciones y sequías y aplicar tecnologías de agua potable que protejan el medio ambiente.
En todo ello la agricultura de regadío desempeña un papel clave en la producción de alimentos, por lo que la FAO trabaja con gobiernos, gestores del agua, ingenieros y campesinos para modernizar sus sistemas de riego y que sean más productivos y menos perjudiciales para el medio ambiente.

Recursos hídricos imprescindibles
Los enormes progresos en la producción alimentaria en los últimos años han hecho posible proporcionar alimentos de mejor calidad a más personas que nunca.
Sin embargo, con demasiada frecuencia, esto se logra a expensas de los recursos hídricos y de la salud de los ecosistemas que los sustentan.
Para hacer frente a este desafío, la FAO apoya modelos de intensificación limpios y eficientes que garantizan la productividad del agua para usos domésticos, industriales y agrícolas.
Se han hecho grandes inversiones para desarrollar los sistemas de riego existentes, no obstante, el funcionamiento, mantenimiento y rehabilitación de tales sistemas están insuficientemente financiados en los sectores público y privado.
Tampoco es suficiente una gestión del agua en el campo viable y favorable a los pobres, de ahí que se demanden sistemas baratos y, en pequeña escala, de recolección del agua, riego y drenaje para las pequeñas comunidades rurales, las cuales es posible que cuenten únicamente con medios manuales y de tracción animal.
Sumamente importante resulta también que allí donde el desarrollo económico ha permitido modernos sistemas de riego se vele por la mitigación de los efectos ambientales y de salud de los sistemas existentes y los nuevos
Los malos riego y drenaje producen pérdidas de agua y la propagación de enfermedades transmisibles por ese líquido, el encharcamiento y la salinización de casi el 10 por ciento de las tierras de regadío del mundo, lo que reduce la productividad.

Miradas y acciones diferentes
"Que todo siga igual significaría un aumento enorme y simultáneo en las necesidades de alimentos, energía y agua en las próximas décadas: el 60 por ciento más de alimentos, el 50 por ciento más de energía y el 40 por ciento más de agua para 2050", advirtió el director general de la FAO, José Graziano da Silva.
Para hacer frente al reto de alimentar a más personas con menos tierra, agua y energía son necesarios esfuerzos concertados e inversiones para apoyar una transición de gran envergadura y en el nivel planetario hacia sistemas agrícolas y prácticas de gestión de la tierra sostenibles, según el director general de la FAO.
En el Foro Mundial para la Agricultura y la Alimentación, que se celebró el pasado 16 de enero en Berlín dentro de los eventos de la Semana Verde, afirmó que el aumento de la competencia por los recursos naturales, y los cuellos de botella que se generan, hacen que la agricultura global ya no pueda funcionar según el modelo habitual.
Al hablar de forma general sobre las contribuciones del cambio a la agricultura sostenible, significó que los sistemas alimentarios del mundo deben lograr mucha mayor eficiencia en el empleo de los recursos naturales, en particular agua, energía y tierras, incluyendo la reducción del desperdicio de alimentos
"Y tienen que hacer mucho más para proteger, conservar y restaurar los recursos naturales, la biodiversidad y las funciones del ecosistema. Igualmente es necesario que los gobiernos inviertan en agua, agricultura y ecosistemas para reducir el hambre y la pobreza", enfatizó el máximo representante de la FAO.

Datos para meditar
- La sobreexplotación del agua subterránea por parte de los agricultores excede los niveles de alimentación natural de los acuíferos en al menos 160 mil millones de metros cúbicos cada año.
- Se necesitan entre uno y tres metros cúbicos de agua para cosechar un kilo de arroz y mil toneladas de agua para producir una tonelada de grano.
- En la producción de un kilogramo de carne de res se consumen 16 mil litros de agua.
- Se estima que la cantidad de agua extraída en el mundo para riego está entre 2.000 y 2.555 kilómetros cúbicos al año.
- Los pastos y las cosechas ocupan el 37 por ciento de la superficie terrestre.
- Según la FAO, las prácticas de riego y el escaso drenaje han conducido a la salinización de aproximadamente el 10 por ciento de las tierras irrigadas del mundo (30 millones de hectáreas de los 255 millones de hectáreas de tierra irrigadas).
- El agotamiento anual del agua subterránea en India, China, Estados Unidos, el norte de África y la Península Arábiga suma 160 mil millones de metros cúbicos al año.


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