La corrupción del capitalismo": Un libro que los ciudadanos que quieran estar informados sobre el mundo en que vivimos deben conocer

Guy Standing es un economista investigador de Estudios del Desarrollo de la Universidad de Londres. Pero es también un ciudadano comprometido, fundador y copresidente de "Bien", una ONG que promueve la Renta Básica Universal. En este libro pretende hacer un diagnóstico de la fase contemporánea del capitalismo, que el califica como rentista, y plantear una alternativa política al neoliberalismo, que es su expresión política y justificación ideológica.

Luis Roca Jusmet

En este capitalismo rentista que se consolida a partir de los años 80 del siglo pasado se constituye una nueva clase dominante, que es lo que llama la plutocracia, y una nueva clase dominada, que son los trabajadores precarios (tema al que había dedicado su anterior libro: El precariado. Una nueva clase social). No existe un mercado libre, para Guy Standing, sino un armazón económico-político mundial que beneficia a esta plutocracia rentista.  
Inicialmente las instituciones internacionales, como el FMI y el BM, aplican unos programas muy duros a los países en vías de desarrollo, basados en la debilitación de la función pública y la privatización, que tiene como consecuencia la corrupción interna y el deterioro del medio ambiente. Un capitalismo "de amiguetes" en el que reina el oportunismo y el clientelismo. En los años 80 del siglo pasado se aplica a los países industrializados: en la Europa del Este se empieza aplicando en forma de terapia de choque. Se trata de privatizar los beneficios y de socializar las pérdidas. En el siglo XX se pasó, según su análisis, de la Gran transformación de los años 20, que consolida las burocracias nacionales y las instituciones financieras a la Transformación Global que construye el mercado global y este capitalismo rentista que soluciona las diferencias entre inversores y Estados con más de 3000 acuerdos al servicio de los primeros. El capitalismo rentista implica una manipulación y la política se acaba mercantilizando y la democracia empobreciendo. Al mismo tiempo aumenta la concentración de la riqueza, la desigualdad y la inseguridad social. Ha habido un saqueo de bienes comunes, una pérdida de los servicios públicos y una ganancia exclusiva de la plutocracia. Grecia es un ejemplo claro.
El análisis empírico y preciso que realiza Guy Stanfing es el de los tres mecanismos básicos que alimentan y sostienen este capitalismo rentista: las patentes, las subvenciones y las deducciones fiscales. El autor desmonta todas las justificaciones ideológicas que las sostienen. Defiende el acceso público a la información y a los productos de investigación, la limitación de las patentes a casos muy específicos y la limitación del tiempo de protección. También la financiación públicas de los inventos y la generalización del creative commons. Plantea, por otra parte, que es necesario acabar con las subvenciones y las deducciones fiscales y regular los lobbies y las puertas giratorias entre el mundo de la política y del gran capital.
Guy Standing señala cómo los partidos de izquierda se han batido en retirada y han perdido su base social, el proletariado industrial. Solo los precarios tienen hoy la posibilidad de unirse para cambiar. La deriva neoliberal de la tercera vía, por otra parte, ha posibilitado el ascenso de los populismos de extema derecha. Los movimientos del precariado aparecieron con las primavera árabe y los movimientos de los indignados. Pero, ¿cómo organizarse? Los partidos están desprestigiados y ni las Ongs, ni los gremios ni las iglesias son una buena alternativa. Hay que inventarse algo nuevo. Se trata de convertir las demandas de clase en exigencias de derechos al Estado. Se necesita una masa fuerte y comprometida para hacerlo. Como ejemplo histórico señala la Carta Magna inglesa de 1277, que es la Carta de Libertades del Rey Juan de 1215 a la que se le añadió la Carta del Bosque. Las prioridades para Standing son la Renta Básica universal y un Fondo soberano gestionado democráticamente con todos los recursos que tiene el Estado.
El libro es interesante y documenta bien la hipótesis del capitalismo rentista. Su propuesta de Renta Básica Universal, que como sabemos es polémica, está bien argumentada a partir del derecho a disfrutar de un patrimonio histórico y común de la humanidad. Pero algunas afirmaciones son muy discutibles, como el intento de una teoría de las clases sociales basada en la plutocracia y el precario. Guy Standing hace una referencia puntual al movimiento secesionista catalán como un movimiento emancipador, lo cual me parece muy grave en estos momentos, aunque sea un elemento puntual en su libro. Es, en todo caso, un libro que los ciudadanos que quieren estar informados sobre el mundo en que vivimos deben conocer. Y también tiene la virtud de hacer propuestas concretas para una alternativa de izquierdas.

Fuente: Rebelión - Traducción de Antonio Iriarte. Barcelona, Ediciones del Pasado y Presente S.L., 2017
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La inversión española en paraísos fiscales se multiplica por cuatro
 
A nivel internacional, el dinero acumulado aumentó un 45% entre 2008 y 2016, según un informe de Oxfam Intermón.
Entre 2015 y 2016 la inversión española hacia paraísos fiscales se multiplicó por cuatro, hasta el punto de que actualmente uno de cada cuatro euros invertidos por empresas o particulares de España acaba en un territorio offshore, según detalla el informe El dinero que no ves, sobre paraísos fiscales y desigualdad, que este jueves publica Oxfam Intermón. A nivel internacional, el dinero acumulado en paraísos fiscales aumentó un 45% entre 2008 y 2016, más del doble del crecimiento económico mundial en ese periodo.
El crecimiento de esta actividad coincide con la dificultad de decenas de Estados de todo el mundo, entre ellos España, para ajustar sus deficitarios presupuestos nacionales a través de programas de austeridad basados en recortes de partidas como la educación, la sanidad y otros servicios públicos. Para Oxfam, los paraísos fiscales contribuyen al aumento de la desigualdad “ya que suponen una vía de escape para que grandes empresas y fortunas reduzcan su aportación fiscal al mínimo”, aumentando la presión fiscal del Estado sobre las familias, el trabajo y el consumo.
El creciente éxito financiero de estos países y territorios opacos llega en un momento en que las grandes multinacionales han visto un considerable aumento en sus beneficios que “no se ha visto reflejado en su contribución tributaria”, según el informe de Oxfam. Entre 2007 y 2014 los beneficios de estas corporaciones se multiplicaron por tres, pero su contribución a la Hacienda pública de los países de la OCDE (agrupa a 35 países, entre ellos España) cayó y pasó de representar el 3,6% al 2,8% del PIB de esas naciones. “Esta caída en la recaudación se debe en gran medida a su juego perverso, que les permite reducir al mínimo su contribución a las arcas públicas, lo que supone inmensas pérdidas de recursos fiscales esenciales para poner en marcha políticas públicas (…) y aviva así la actual crisis de desigualdad”, explica José María Vera, director general de Oxfam Intermón.
Según los cálculos de esta organización, las economías en fase de desarrollo pierden cada año 85.000 millones de euros de recaudación que terminan escondidos en paraísos fiscales, una cantidad similar a la que haría falta para escolarizar a 124 millones de menores o para establecer servicios sanitarios que salvarían hasta seis millones de vidas. En América Latina, la región más desigual del planeta, gravar los dividendos que las compañías reparten entre sus accionistas permitiría financiar políticas públicas para sacar de la pobreza a 32 millones de personas, según los cálculos de Oxfam. La movilización ciudadana es imprescindible para poner fin a las prácticas de ingeniería fiscal de las grandes empresas y forzar una reforma en profundidad del sistema fiscal internacional, sostiene esta organización independiente a través de la campaña El dinero que no ves.
Coladero fiscal en España
“En España tenemos una brecha de recaudación de seis puntos frente a los países de la zona euro”, sostiene el director de Oxfam, quien además pide la creación urgente de una ley española de evasión fiscal. Entre 2015 y 2016 la inversión procedente de España en paraísos fiscales se cuadruplicó. La organización advierte que la evasión fiscal en España ya acumula una pérdida de 23.000 millones de euros para las arcas españolas desde 2007, casi el doble del dinero que haría falta para pagar la renta mínima a todas las familias sin ingresos en España (12.000 millones). “No podemos renunciar a recaudar lo que en justicia corresponde pagar a las grandes empresas (…) eso supone dejar en la cuneta la lucha contra la desigualdad”, explica Vera. España es el país de la Unión Europea donde más aumentó la desigualdad en los últimos años, solo por detrás de Chipre.
Oxfam identifica varios problemas sobre la evasión fiscal en España y señala varias medidas para ponerle fin y acabar con la impunidad, como crear una ley de evasión fiscal, adoptar una definición clara y vinculante sobre paraísos fiscales, descartar de los concursos públicos a las empresas con actividad en territorios offshore, y equiparar los impuestos que pagan las grandes compañías, que actualmente tienen una presión fiscal muy por debajo de la que afrontan pequeñas y medianas empresas.
El 47% del dinero que grandes corporaciones y fortunas esconden en paraísos fiscales pasa antes por cinco democracias ‘desarrolladas’, de las cuales cuatro son países europeos. España es uno de los países de Europa que más recortó su presupuesto público desde el estallido de la crisis pero la lucha contra la evasión fiscal sigue siendo una tarea pendiente, según denuncian Oxfam e incluso los técnicos del Ministerio de Hacienda. En 2016 las empresas del Ibex 35 tenían 891 filiales en territorios offshore, mientras que la impunidad de los delitos financieros contribuye a que bancos como el UBS, salpicados por grandes escándalos fiscales, planteen trasladar su sede a España.

Fuente: La Marea - Imagen: Billetes de 500 euros. Foto: Fufu Wolf.

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